Literatura underground. El debut literario de la joven norteamericana Emma Cline requiere atención pues narra, desde una emotividad divergente, la vida de una chica que está luchando con su sexualidad emergente, que le suscita interés, peligro y que le aporta una sensación poderosa. El mensaje de fondo permite revisar la cotidianidad subyacente en la humanidad a través de la calidad en las relaciones personales. Su publicación, en junio de este verano, ha despertado el interés de muchos amantes de la literatura. Será llevada a la gran pantalla. Requiere un paréntesis.
Las chicas está ambientada en el norte de California, durante el violento final de la década de 1960. En el comienzo del verano, Evie Boyd, una adolescente inteligente y reflexiva que atraviesa por un proceso de soledad, ve a un grupo de chicas en el parque, que le roban inmediatamente su atención, por la consumada libertad de comportamiento, su vestimenta descuidada y su peligrosa aura de abandono. Al poco tiempo, Evie quedará magnetizada por Suzanne, una chica más mayor con una energía enigmática, que le introduce en el círculo de una secta infame, liderada por un carismático músico, llamado Russell que vive en un extenso rancho escondido en las colinas, un lugar inquietante y descuidado, pero que a Evie le resulta exótico, emocionante, cargado de interés y en el que se siente desesperada por ser aceptada por el grupo. A medida que pasa más tiempo lejos de su madre, de su amiga Connie y de los ritmos de su vida diaria, su obsesión por Suzanne se intensifica. Evie no se da cuenta que se acerca cada vez más hacia una violencia impensable, en un momento en la vida de una chica en donde todo puede ir muy mal.
Las chicas está inspirada en el líder satánico Charles Manson y los espeluznantes asesinatos que sus seguidoras cometieron en el verano de 1969. Sin embargo la historia de Emma Cline agarra ese horror en segundo plano. Su protagonista, Evie Boyd, contiene toda la fuerza de esta historia. Ella ha pasado su vida dejando que los días se desmoronen muy lejos, como los restos de un acantilado. Es ya una persona adulta, pero abatida por el cultivo de una invisibilidad gentil viviendo entre los espacios de las existencias de otras personas. Ella capta las demandas deshumanizantes de los hombres, la violencia ocasional con la que se hacen cumplir esas exigencias y las relaciones de explotación que le producen orgullo y desesperación. Pero a esa edad ella necesita aprobación.
La novela de Cline realiza una retrospección de ida y vuelta, con notas de apatía, cambiando entre la vida estática de Evie en la actualidad y el tiempo infame en el que fue una chica de catorce años, recluida en el rancho de Russell, versión clineana de Manson; mientras su país carbonizaba Vietnam y las universidades entraban en erupción. Por esa época sus padres se habían divorciado recientemente y ella se encontraba a la deriva de su padre y su madre, en un forcejeo distraído. La presencia de Suzanne, tan trágica e independiente, como un rey en su exilio, le deja cautiva, además de por su belleza con la que Evie desea congraciarse, y que le arrastra a situaciones perjudiciales. Todos estos momentos son los más notables de la novela donde la capacidad literaria de Cline para articular las angustias hacia la edad adulta en un lenguaje que es magníficamente poético sin perder la autenticidad de la conciencia del adolescente, las reflexiones melancólicas de su madurez o la impetuosidad de sus impulsos infantiles, deja toda la obra trenzada en armonía. La novela permite ir apreciando todos los cambios psicológicos de Evie, después de pasar las dos primeras semanas en el rancho de Russell, notar su su facilidad para mentir a sus padres, para entregarse a Russell o para obtener de forma aguda el afecto de Suzanne.
Emma Cline ha escrito una novela explosiva mediante un acto de obsesión y curiosidad, que le llevó a interesarse treinta años después del crimen de Manson, explorando videos en YouTube y leyendo todo tipo de libros sobre el líder y su secta, de la que aporta muy pocos detalles, centrándose en el desenlace de destrucción y el homicidio múltiple que incluía ritos satánicos, nacidos de un lugar tranquilo, desde el que Evie, una de las chicas de Manson se confiesa con plena ebullición, anhelo y terror. Evie alude a los asesinatos infames, con una vergüenza latente y con un asombro silencioso de como "accidentalmente" una vida puede partir hacia el desastre.
«La vida es un continuo alejarse del filo.»
¿Hasta donde llega este concepto de "accidental"? Cualquier chica no es blanco fácil para sucesos de este calibre. No hay que caer en el temor, una emoción de la que excede esta novela. Algo así sucedería con personas que cultiven el rencor, el aislamiento, la egolatría, o el narcisismo, además de distanciarse por completo de sus familiares y seres queridos; o en personas que buscan obtener poder y seguridad del grupo. Charles Manson vino a este mundo a hacer daño y a manipular. Fue estudiante de la Cienciología para controlar a la gente con métodos sibilinos. Era un psicópata adorador de satán, miembro de la Iglesia de Satán, actualmente metido en la cárcel con una pena de cadena perpetua por todos sus crímenes. Sus conexiones con la masonería y el satanismo han sido demostradas. Las chicas que vivían con él, además de reunir muchos caracteres de la psicopatía, estaban narcotizadas, bajo los efectos de diferentes drogas y siempre en un programa de hipnotización, mediante símbolos, gestos, frases recurrentes para conseguir su manipulación mental. De lo contrario algo así jamás habría ocurrido. Pueden estar muy tranquilas las personas que se rigen por la bondad y la empatía.
«Suzanne tenía los ojos como un muro de ladrillo. Las anfetaminas tensaban sus sienes.»
Cline ha entrado con fuerza en la escena literaria. Tiene veintisiete años y ha firmado con Random House un contrato de dos millones de dólares por éste libro y otros dos más que saldrán muy pronto. Una vez leas este libro, inevitablemente tendrás ganas de leer algo suave, del pulso de Jane Austen, para rebajar toda la carga negativa que experimentarás con los personajes. Lo bueno es que se lee del tirón. Es muy rápida y muy ágil. Lo malo, que genera mucha aflicción y desasosiego. No hay un sólo personaje que tenga luz. Me ocurrió hace muchos años con Las vírgenes suicidas de Jeffrey Eugenides.
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