Viktor Pelevin, nada más aparecer en la escena literaria, se consagró en Rusia como uno de los mejores escritores contemporáneos de su país, ganando el Russian Booker y proclamado como uno de los escritores rusos más populares del mundo. Su talento prolífico, microscópico y filosófico que alterna con su vida enigmática le han convertido en el Thomas Pynchon ruso, salvando las abismales diferencias culturales, por ser un perfecto nexo de entrada para entender la realidad de su país a través de un estilo ágil y postmodernista.
El meñique de Buda es una obra de culto, un fogonazo inmediato de realidad que no pierde el tiempo con explicaciones. Nada más entrar en su visión, se revela la verdadera naturaleza de las cosas, con sólo señalarlas desaparecerán. Y este ejercicio avanza. Penetra en las más ambiciosas cuestiones. Señalarse a sí mismo con su meñique y desgranar el Alto Vacío. Lo único que quedó de él fue el meñique de su mano izquierda y sus discípulos lo escondieron en un montón de arcilla. ¡Blum!
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