No me convence nada este autor. Ya me pasó en El niño con el pijama de rayas. La escena final es memorable, no digo que no, pero su escritura me sigue pareciendo literatura insulsa. Es rancio. No le saca partido a las escenas. Sus personajes exhalan lasitud. La apuesta aparecía estos días por todos los rincones de las librerías y además de haberse convertido en un masivo éxito de ventas en Inglaterra, pertenecía a la serie Quick Reads, una iniciativa interesante lanzada con el fin de fomentar el hábito de lectura entre los adultos. Creí que la trama sería inquietante, por lo menos. Pues bien. ¡Que equivocado estaba! Me he aburrido hasta el tedio más soporífero. No es mi caso, pero si yo fuese uno de esos adultos que necesitan relatos señuelo para sucumbir a la fuerza que emana de la literatura, con esta obra saldría corriendo y despavorido, lo mismo que Andy en su apuesta con Sarah, y sufriendo un accidente peor, el coma de la sinlectura por mucho tiempo.
Déjenme entonces que por sensatez les haga una recomendación. Aléjense de Boyne. Corran hacia Roberto Bolaño, Paul Auster si hace falta, Cesar Aira, Philip Roth, hay decenas de escritores soberbios, y si buscan algo que les acongoje de verdad, asistan a La muerte de Iván Ilich o disfruten con El paseo de Robert Walser, pero... de verdad, aléjense de Boyne.
Déjenme entonces que por sensatez les haga una recomendación. Aléjense de Boyne. Corran hacia Roberto Bolaño, Paul Auster si hace falta, Cesar Aira, Philip Roth, hay decenas de escritores soberbios, y si buscan algo que les acongoje de verdad, asistan a La muerte de Iván Ilich o disfruten con El paseo de Robert Walser, pero... de verdad, aléjense de Boyne.
2 comentarios :
Plas, plas, plas, plas.
Ojiplático me había quedado al ver este libro en esta bitácoa.
Tras haber sufrido lo indecible con el pésimo pijama a rayas ni me planeto asomarme a las páginas de éste.
Saludos Tránsito
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