La pregunta que nos acecha es la de... ¿qué significa en realidad la muerte?, ¿será decaer en las reglas, en la cotidianidad con sus normas preestablecidas? De esta forma empezamos a darnos cuenta que muere quien se abandona a sí mismo. Y seguirá muriendo hasta que no esté dispuesto a escuchar la voz que le llega de su más íntima esencia. Sólo entonces podrá entender la muerte, librándose de las cadenas cotidianas que le habían alejado de sí mismo. Iván Ilich será la victima de este alienante error existencial y nosotros, desde esa altura vouyerista que nos ofrece la Literatura de Altura captaremos los peligros que encierra perder la autenticidad. Y a su vez, notaremos que cada personaje que está vinculado a Iván Ilich según la posición que toma ante este suceso mortuorio nos permitirá entender cómo debemos resquebrajar este automatismo de la cotidianidad. Quien huye de la muerte se refugia siempre en el ámbito de lo cotidiano, de lo familiar, en los hábitos automatizados y en embalaje de las costumbres que vienen impuestas desde fuera. Es el vivo retrato de la burguesía mortecina y apalancada. Han perdido su fogosa expresión de insurgencia. La única que te devuelve a la vida y te arroja más tarde de ella. La llama.
El argumento gira en torno a Iván Ilich, un pequeño burócrata que fue educado en su infancia con las convicciones de poder alcanzar un puesto dentro del gobierno del Imperio Zarista. Poco a poco sus ideales se van cumpliendo, pero se dará cuenta de que no ha servido de nada dicho esfuerzo; al llegar cerca de la posición que siempre ha soñado, se encontrará con el dilema de descifrar el significado de tanto sacrificio, y de valorar también el malestar reinante en el pequeño entorno familiar que se ha construido. Un día, se golpea al reparar unas cortinas y comienza a sentir un dolor que lo aqueja constantemente.
“ Todo lo que ha constituido tu vida, es mentira y engaño. Te oculta la vida y la muerte.”
La muerte de Iván Ilitch surgió de una crisis que Tolstói tuvo cuando alcanzó los cincuenta años y que superaría con un radical cambio espiritual. Esta novela de tránsito trata sobre la naturaleza occidental tanto de la vida como de la muerte. Fue aclamada en sendas ocasiones por Vladimir Nabokov y por Mahatma Gandhi como la más grande de toda la literatura rusa.
Se trata de una mirada directa a ese vacío que tanta angustia nos reporta, la muerte. Se lee cómodamente. La narración es limpia. Empieza con suceso turbador y a través de un flashback comenzamos a adentrarnos en la vida de un personaje que nos sirve de espejo. Iván Ilich es la analogía del cristo del s.XIX que busca su redención a una vida que le empieza a parecer una farsa. En todo ese proceso presenciaremos el dolor del alma más que el físico y recuperaremos emociones que nos acercan a la autenticidad. No tiene precio esta obra. Es un talismán de la literatura. Cuando la coloquen en la estantería de su librería el espíritu de Iván Ilich inundará sus casas de pureza existencial y compromiso social. Imprescindible. Más que ninguna otra novela rusa. Absorban pues esta esencia vigorizante mediante la vida muerta de Iván Ilich. Marca.
“Ha terminado la muerte —se dijo a si mismo—. No existe ya. Aspiró el aire en medio del suspiro, se estiró y murió.”
1 comentario :
Has llegado a Ivan Ilich... Impresionante Libro. Te tiene el corazón en un puño...
Hay otra historia de un Ivan que también puede emocionarte: Un día en la vida de Ivan Denisovich, de Alexander Solzhenitsyn...
Aunque si te ha gustado el de Ivan Ilich por vafor no te pierdas "Historia de un Caballo" y termínalo por mí, y después me lo cuentas en uno de esos cafés... Es tan, tan tan emocionante, tan duro para mí... que soy incapaz de leerlo.
He vuelto de Mongolia. Y han pasado muuuchas cosas que debo contarte. Espero pronto.
Un beso enorme...
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