“—Comus —dijo, en voz baja y cansada—, tu caso es el opuesto al de la Caja de Pandora. Tienes todo el encanto y las virtudes que un chico podría desear para abrirse camino en la vida, y al final de todo ello guardas el don maldito y fatal de la desesperanza más absoluta.”
Comus Bassington es el atractivo y frívolo hijo de la viuda Francesca Bassington. Irresponsable y desagradecido. Si su madre no consigue que éste se case con la sobrina de su vieja amiga Shopie Chetroff, propietaria de la casa en la que viven, perderá el hogar que tanta felicidad le reporta porque la dueña se lo cederá a Emmeline Chetroff para su matrimonio. Una casa situada en Blue Street, el corazón aristocrático de Londres, en Westminster, símbolo de la monarquía inglesa. Dentro hay dos tesoros: el salón de té y un cuadro de Adam Frans van der Meulen. La casa tiene alma. Los hilos deben empezar a moverse cuanto antes. La hipocresía da mucho juego.
El insoportable Bassington nos lleva al retrato satírico de la clase alta británica en los albores del siglo veinte y a la manera de enfrentarse a lo socialmente correcto para sobrevivir entre clichés y costumbres implantadas. Ellos deben aparentar poder político y fortuna, al estilo gentleman. Ellas, ser unas perfectas flapper, adeptas a la moda de faldas cortas, lucir un corte de pelo estilo bob cut, no usar corsé, escuchar y bailar jazz, fumar, beber alcoholes de alta graduación y conducir a gran velocidad como si fueran réplicas humanas de Betty Boop. Si Comus no consigue su posición social le espera otro destino. De Westminster irá directo a África.
Esta fue la primera novela corta de Saki, pseudónimo literario de Héctor Hugh Munro, un escritor nacido en la antigua Birmania, al que Borges calificó como el Oscar Wilde de su tiempo por la trivialidad y delicadeza de sus relatos en cuya íntima trama se debatía lo más amargo y cruel de las circunstancias.
Saki dejó escrito en esta novela que un veinte por ciento de las presuntas obras maestras que colgaban del Louvre estaban atribuidas erróneamente. El tiempo le ha dado la razón. Incluso se quedó corto. Aquí pueden ver el supuesto Van der Meulen que yo sospecho colgaba sobre el armarito de marquetería de la pared del entrañable salón de Francisca Bassington, la sala de estar en la que guardaba los servicios de té de Worcester de tan vivos colores y sus diversos tesoros del pasado. Este cuadro contiene las claves del drama del inaguantable Comus Bassington. Si lo leen sabrán por qué. Sobre todo les hará pensar.
Comus Bassington es el atractivo y frívolo hijo de la viuda Francesca Bassington. Irresponsable y desagradecido. Si su madre no consigue que éste se case con la sobrina de su vieja amiga Shopie Chetroff, propietaria de la casa en la que viven, perderá el hogar que tanta felicidad le reporta porque la dueña se lo cederá a Emmeline Chetroff para su matrimonio. Una casa situada en Blue Street, el corazón aristocrático de Londres, en Westminster, símbolo de la monarquía inglesa. Dentro hay dos tesoros: el salón de té y un cuadro de Adam Frans van der Meulen. La casa tiene alma. Los hilos deben empezar a moverse cuanto antes. La hipocresía da mucho juego.
El insoportable Bassington nos lleva al retrato satírico de la clase alta británica en los albores del siglo veinte y a la manera de enfrentarse a lo socialmente correcto para sobrevivir entre clichés y costumbres implantadas. Ellos deben aparentar poder político y fortuna, al estilo gentleman. Ellas, ser unas perfectas flapper, adeptas a la moda de faldas cortas, lucir un corte de pelo estilo bob cut, no usar corsé, escuchar y bailar jazz, fumar, beber alcoholes de alta graduación y conducir a gran velocidad como si fueran réplicas humanas de Betty Boop. Si Comus no consigue su posición social le espera otro destino. De Westminster irá directo a África.
Esta fue la primera novela corta de Saki, pseudónimo literario de Héctor Hugh Munro, un escritor nacido en la antigua Birmania, al que Borges calificó como el Oscar Wilde de su tiempo por la trivialidad y delicadeza de sus relatos en cuya íntima trama se debatía lo más amargo y cruel de las circunstancias.
Saki dejó escrito en esta novela que un veinte por ciento de las presuntas obras maestras que colgaban del Louvre estaban atribuidas erróneamente. El tiempo le ha dado la razón. Incluso se quedó corto. Aquí pueden ver el supuesto Van der Meulen que yo sospecho colgaba sobre el armarito de marquetería de la pared del entrañable salón de Francisca Bassington, la sala de estar en la que guardaba los servicios de té de Worcester de tan vivos colores y sus diversos tesoros del pasado. Este cuadro contiene las claves del drama del inaguantable Comus Bassington. Si lo leen sabrán por qué. Sobre todo les hará pensar.
En cuanto a los seis relatos que incluye esta edición de la editorial Valdemar ninguno de ellos me ha gustado, tal vez destaco El almanaque por su despiadada crítica al uso de la predicción. Echo en falta sobre todo su cuento más famoso, La ventana abierta. De todas maneras tengo claro que es uno de los autores a los que de seguro volveré. Engancha. Ha sido un lujo toparme con él mientras exploraba l'actualité littéraire. Téngalo en cuenta. Se reirán con su humor negro y les devolverá la pasión por la literatura. Esto ya es un buen motivo para acertar. Disfruten.