László Krasnahorkai es un escritor húngaro con una interesante verborrea literaria. Su literatura es kilométrica, sus frases pueden llegar a ocupar dos páginas entre punto y punto. Habla y habla sin detenerse, su escritura avanza sin tregua, se extiende irrefrenablemente, casi como un mecanismo de salvación. Es un autor intenso, marcado por las obras de Franz Kafka y Samuel Beckett, a los que leyó con catorce y quince años, lleno de admiración puesto que por fin pudo leer lo que él también sentía. El sufrimiento. La tortura. Habitaciones sucias, medio muerto, a veces al borde del suicidio. En su juventud hubo una continua aniquilación, viviendo en el filo, y que por suerte superó.
Sus libros tienen raíces muy profundas en la cultura y la realidad de Hungría, que fue avasallada por la dictadura comunista. Aunque en ocasiones aborda otras culturas, como la japonesa, siempre plasma el ambiente húngaro, rasgo que le define claramente como uno de los escritores centroeuropeos más interesantes de la literatura actual. Este ha sido el centro temático de novelas como El prisionero de Urga, Tango satánico, Melancolía de la resistencia o Guerra y Guerra.
Lászlo Krasnahorkai no llegó a la literatura como Borges a través de una grandísima biblioteca. Krasnoharkoi procede de un ambiente donde las personas crían cerdos y las botas están llenas de barro, unas botas que él nunca puede limpiar. En Tango satánico o Melancolía de la resistencia, mostró ese lodo que marca la visión de su Hungría natal.
Krasnahorkai se pregunta constantemente en sus libros qué significa la tradición, y sigue sin saberlo. Derrumbó esa imagen tan clara que Borges tenía de ella. Leyendo a Krasznahorkai es difícil apercibir qué es la tradición. Tal vez nosotros podríamos asociarla a las esculturas, pero para él la tradición es algo completamente distinto. Borges sí lo sabía, y Krasnahorkai se lo sigue preguntando. Le inquieta, le preocupa no saberlo. Si no le preocupara tanto nunca habría empezado ningún libro, así que, si un libro no aclara si el mundo existe de verdad o no, no tiene sentido comenzarlo para él.
Todas sus novelas tienen un nexo en común: la advertencia de que estamos viviendo en una época donde cada vez es más difícil distinguir lo que tiene valor de lo que no lo tiene, y en la profundidad de todos sus libros hay siempre una pregunta insistente: ¿qué significa la tradición?
En Guerra y guerra nos relata la historia de Korin, un individuo que está a punto de ser atracado y robado en un oscuro puente de ferrocarril por unos violentos adolescentes. Desesperado, enloquecido por momentos, pero siempre empático, consigue salir airoso del acecho. En su trabajo de archivero en una pequeña ciudad húngara a pocos kilómetros de Budapest descubre un antiguo manuscrito de sorprendente belleza que narra la épica historia de dos camaradas que luchan por regresar a casa tras la guerra. Korin está decidido a suicidarse, pero antes de hacerlo cree que debe huir a Nueva York con el precioso manuscrito y preservarlo para la eternidad colgándolo en una web. Siguiendo a Korin obsesivamente por las calles de Nueva York, la novela relata los encuentros con diversos tipos que pueblan un mundo dividido entre el vicio y una misteriosa belleza.
La lectura de este periplo por arrancarle a la vida lo más esencial que posee descubrimos sobre todo que...
Y tras leer a este escritor centroeuropeo podrán cerrar la tapas del libro y sentir que el hombre ansía la grandeza. Que los grandes actos elevan a los hombres. Que la condición previa de la grandeza no es la capacidad para emprender grandes acciones, sino la Gran Acción en sí, que sólo puede brotar, desarrollarse y llevarse a cabo en medio del peligro, en el punto álgido del peligro, cuando la vida queda en entredicho de forma duradera, igual que ocurre en la batalla. Y así, de esta forma, Krasznahorkai, buscando perpetuar la belleza en la eternidad, consigue que su manuscrito quede a la vista de muchos enseñándolo en internet. El escaparate del mundo. Disfruten.
Sus libros tienen raíces muy profundas en la cultura y la realidad de Hungría, que fue avasallada por la dictadura comunista. Aunque en ocasiones aborda otras culturas, como la japonesa, siempre plasma el ambiente húngaro, rasgo que le define claramente como uno de los escritores centroeuropeos más interesantes de la literatura actual. Este ha sido el centro temático de novelas como El prisionero de Urga, Tango satánico, Melancolía de la resistencia o Guerra y Guerra.
Lászlo Krasnahorkai no llegó a la literatura como Borges a través de una grandísima biblioteca. Krasnoharkoi procede de un ambiente donde las personas crían cerdos y las botas están llenas de barro, unas botas que él nunca puede limpiar. En Tango satánico o Melancolía de la resistencia, mostró ese lodo que marca la visión de su Hungría natal.
Krasnahorkai se pregunta constantemente en sus libros qué significa la tradición, y sigue sin saberlo. Derrumbó esa imagen tan clara que Borges tenía de ella. Leyendo a Krasznahorkai es difícil apercibir qué es la tradición. Tal vez nosotros podríamos asociarla a las esculturas, pero para él la tradición es algo completamente distinto. Borges sí lo sabía, y Krasnahorkai se lo sigue preguntando. Le inquieta, le preocupa no saberlo. Si no le preocupara tanto nunca habría empezado ningún libro, así que, si un libro no aclara si el mundo existe de verdad o no, no tiene sentido comenzarlo para él.
Todas sus novelas tienen un nexo en común: la advertencia de que estamos viviendo en una época donde cada vez es más difícil distinguir lo que tiene valor de lo que no lo tiene, y en la profundidad de todos sus libros hay siempre una pregunta insistente: ¿qué significa la tradición?
En Guerra y guerra nos relata la historia de Korin, un individuo que está a punto de ser atracado y robado en un oscuro puente de ferrocarril por unos violentos adolescentes. Desesperado, enloquecido por momentos, pero siempre empático, consigue salir airoso del acecho. En su trabajo de archivero en una pequeña ciudad húngara a pocos kilómetros de Budapest descubre un antiguo manuscrito de sorprendente belleza que narra la épica historia de dos camaradas que luchan por regresar a casa tras la guerra. Korin está decidido a suicidarse, pero antes de hacerlo cree que debe huir a Nueva York con el precioso manuscrito y preservarlo para la eternidad colgándolo en una web. Siguiendo a Korin obsesivamente por las calles de Nueva York, la novela relata los encuentros con diversos tipos que pueblan un mundo dividido entre el vicio y una misteriosa belleza.
La lectura de este periplo por arrancarle a la vida lo más esencial que posee descubrimos sobre todo que...
"La vida humana es el espíritu de la guerra."
Y tras leer a este escritor centroeuropeo podrán cerrar la tapas del libro y sentir que el hombre ansía la grandeza. Que los grandes actos elevan a los hombres. Que la condición previa de la grandeza no es la capacidad para emprender grandes acciones, sino la Gran Acción en sí, que sólo puede brotar, desarrollarse y llevarse a cabo en medio del peligro, en el punto álgido del peligro, cuando la vida queda en entredicho de forma duradera, igual que ocurre en la batalla. Y así, de esta forma, Krasznahorkai, buscando perpetuar la belleza en la eternidad, consigue que su manuscrito quede a la vista de muchos enseñándolo en internet. El escaparate del mundo. Disfruten.
"La verdad pertenece a la victoria."
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