HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Mikhail Bulgakov, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

lunes, 29 de marzo de 2010

Los muertos, de Jorge Carrión

Literatura de interferencias. Flashes. Reminiscencias. La ficción se hace más real que nunca. Los muertos se presentan en nuestra percepción para vivir con total autonomía. Al leer no sabremos nunca si el paso siguiente será la «pisada final». Tampoco donde nos encontramos. Interferencia. Experiencia. Sólo esto. Si alguno de nosotros supiera que estamos haciendo, o hacia donde vamos, sería mejor que no nos lo dijera. Carrión desea contarlo. Con interferencias. Mediante el influjo de los personajes que han existido en la ficción, tanto literaria como fílmica.

El mérito de esta obra reside en parapetar los dramas de los muertos como el espejo de la vida. La mente del escritor ha quedado enmarañada siguiendo a los fantasmas alzados ante él por otros escritores y pretende curarse de su éxtasis delirante explorando sentimientos humanos en un lenguaje humano, mediante escenas que permitirían a un ermitaño hacerse una opinión de los asuntos del mundo y a un confesor predecir el curso de las pasiones. Carrión propone una nueva descontextualización. Interferencias.

El relato está tejido con frases cortas. Acción. Movilidad escénica. La trama arranca en Nueva York. Un callejón aislado, oscuro. Un agujero negro en el centro de la metrópolis del mundo. Allí yace arrojado en el suelo, el Nuevo. Un inmigrante que acaba de llegar a la ciudad. En breve va a ser apaleado. Pateado. A través de este personaje conoceremos los verdaderos valores cívicos que deben ser rescatados con urgencia. La solidaridad. La ayuda. La participación. Ofrecer nuestra mano al extranjero. Todos somos Nuevos en este mundo.

Nueva York sufre una agitación híbrida, vagabundos arrodillados, ciclistas con prisa, transeúntes anónimos, repartidores de publicidad. Un zepelín sobrevuela la avenida. Roy, un pensionista advierte por una de sus cámaras como golpean a el Nuevo y acude a salvarlo. Selena, su pareja, ejerce el psicoanálisis. La identidad es un valor en alza.

Los muertos, aún sin sufragio universal pueden provocar un tránsito transgeneracional. A través de ellos nuestra vida puede entrar en alteridad. Son como una vela que nos ilumina por dentro. Tienen la virtud de derrocar los tópicos y por lo tanto suscitar una revolución conceptual. Aquí he defendido muchas veces que esa es una de las fuerzas que posee la literatura. Con ella podemos trascender. Volvernos a enamorar. Profundamente. La literatura es un camino. Leyendo marcamos un itinerario de identidad. Toda nuestra personalidad queda vulnerada a su exposición. Nos permite sopesar y reflexionar. Leer es una dificultad placentera que convierte la experiencia en un acto sublime. Somos seres solitarios en busca de la universalidad. Por nosotros bailan generosos los memes de la literatura, para nosotros, amantes del arte letrado. Dispuestos al tránsito. A la regeneración conceptual.

“Con el tranvía aún en marcha Roy se apea en una parada desierta. Un complejo de apartamentos, paredes cubiertas de grafitis: "¿Quién vigila a los vigilantes?", "No Dios; Bienvenidos al Planeta Infierno.", "Corred putas al poder, que vuestros hijos ya llegaron.", muros que rodean solares, pavimentos en putrefacción. La ciudad se disfrega a cada paso.”

En esta primera novela de Jorge Carrión se acumulan elementos del ciberpunk, la novela postraumática, el cómic, nociones del afterpop, el mundo del hampa, la metáfora underground de Don Delillo, la interconexión del mundo virtual de Second Life, la ciencia ficción de Blade Runner y el reto de la innovación literaria. Secuencias cortas. Arroja instantáneas. Fragmentos. Híbrido del Western y Crónica de Viaje. Una novela utópica con un disfraz antiutópico. Yo he sentido una nueva estética. Digamos que es un saludo a los lectores. Ahora tendrá que trabajar en el contenido. En un guion sólido. La debilidad de todos estos saltos hipertextuales está en la falta de cohesión. La sensación final me deja una impresión borrosa. Un intenso análisis de series de televisión y una fuga del poder de la literatura. Produce insubstancialidad siendo en su inicio como una bomba, una bomba de humo. Houdini habría desaparecido en el acto mientras que a Carrión se le sigue viendo en el escenario. Aún es un mago en ciernes de la literatura. Confío en que nos entregue en su próximo proyecto un truco rematado. Promete. Creo que debe decidirse entre la literatura o el cine. Tiempo al tiempo.

“La cicatriz es nuestro segundo ombligo. No tenemos memoria de ella. De algún modo es la huella de lo que causó nuestro tránsito. Y tú no tienes. Sin cicatriz es más difícil la memoria. La memoria de la muerte. Sólo la memoria de la muerte lleva a la afirmación de la vida, digámoslo así: integramos en nosotros lo extranjero.”

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