La mirada de este niño me ha llevado a uno de los más fascinantes tránsitos de conciencia. Las correcciones son el puente hacia un futuro mejor. Corregir es sinónimo de autorrealización para Jonathan Franzen. Es sinónimo de defensa, de identidad total, de dominio personal y de satisfacción íntegra. Su novela incide en la necesidad de realizar algunas correcciones para que todo tome un sentido más pleno. Corregir aquello que provoca un error. Corregir todas aquellas cosas que se hacen mal. Corregir. Enmendar. Un verbo que tras la lectura de este titánico reto narrativo se me aparece como un desafío catártico, universal y luminoso. Jonathan Franzen describe arrolladoramente la actual sociedad norteamericana que se hunde en la irascibilidad y el negativismo por culpa de una devastadora crisis financiera. La mejor radiografía contemporánea que se ha realizado de EEUU en los últimos veinticinco años. Superior a la visión de Don Delillo, superior a la retina de Dave Eggers. Jonathan Franzen es hoy por hoy, el mejor escritor norteamericano de nuestro siglo. Sus descripciones te clavan súbitamente en la escena, dejándote atónito, con una fuerza literaria que explota en su máximo exponente: penetrar en la realidad desde los frágiles hilos de la ficción.
El modelo literario de Frazen no puede ser más potente. Esta es la realidad que acontece. Corrijámosla. Es momento para el tránsito. Desde Huracanes en papel tengo el cósmico placer de blogosferar que por fin llegó nuestro anhelado Nuevo Tifón Literario. Franzen es el Joyce coetáneo que ambicionábamos los lectores de la Alta Literatura. Cuando entren en sus paráfrasis notarán que existen nuevas formas de crear conceptos modernos, que pertenecen a las vírgenes praderas de la escritura expansiva. Su inteligencia me ha hecho sobrevolar libremente por este mundo que gira con un pulso difícil de narrar. Su mensaje de vitalidad perdurará durante muchas generaciones. Wittgenstein sigue en auge porque Franzen escribe para la colectividad. Recuerden que para el próximo año, en 2011, llegará su última novela, Freedom, publicada en España por la Editorial Salamandra. Mi deseo es ígneo. Esperaré afanoso e inundado de más literatura. ¡Disfrútenlo! y... ¡corrijan lo infausto molesto! ¡corrijan! ¡corrijan! Es catártico.
5 comentarios :
¿Tan bueno? Mire que "Submundo" es mucho libro.
Está bien. Corro a la librería a comprobarlo; pero vaya preparando la hoja de reclamaciones que soy hueso duro.
Un placer verlo de vuelta.
Hola Pynchoniano. Sí. Es brutal. Franzen es un genio de los Artefactos Textuales. Sus personajes tienen volumen. Cuando entres en la casa de esta familia, en St. Jude, crujirán las maderas y quedarás absorbido por sus preocupaciones y sus ilusiones. Y de repente, vislumbrarás poco a poco el dibujo de una norteamerica doliente producto de su irascibilidad.
Alfred, Enid y Chip son literariamente ejemplares. Atento al tema de la patente de Alfred. Jamás leí de ningún escritor descripciones tan joycianas y excelsas sobre la química cerebral, la mente y las emociones. Gira en torno al tema de la Axon Corporation. Una crítica sin piedad contra la industria farmacológica. Franzen es simpatizante de la psicoterapia, como no podía ser de otra manera en base a su perfecto intelecto sensorial.
Gracias por tu comentario, Pynchoniano. Realmente Submundo es otra de las potentes radiografías que se han hecho de EEUU atendiendo a sus desechos y sus "basuras". Delillo tiene un corte más urbano-periodístico mientras que Franzen es un ciudadano-familiar. El efecto cambia mucho en la implicación. Tú lo notarás. Saboréalo al máximo.
Saludos.
P.D.: Nos vemos en Inherent Vice
Comparto su entusiasmo (bueno, quizá compararlo con Joyce es un poco exagerado). Yo la leí también hace poco y disfruté como un enano.
Aquí está mi reseña:
http://batboyreads.blogspot.com/2010/10/corrections-de-jonathan-franzen.html
Un saludo
Hola. Me personaje prederido es Denise, no sé por qué. Me gustó mucho como se arrodilló ante Don Armour sin problemas. Lo digo sin querer ser irónicamente depravado. Más bien porque muchos me han dicho que el "mejor" personaje de la novela es Frank, el padre. A mí me parece que no. Creo que Franzen conscientemente hace que las mujeres sean las "protagonistas" de sus novelas; es decir, los personajes clave. Como en Libertad, porque es Patty la que quiere follarse a músico/Gadafi. Quizás me equivoco, ¿qué piensan ustedes?
Aclaro otra vez que no quiero parecer obsceno, simplemente peisno así.
Saludos, está muy bueno el blog!
¿O el padre se llamaba Aldred? Ahora no me acuerdo.
Saludos!
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