HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Mikhail Bulgakov, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

martes, 13 de enero de 2015

El zorro ártico, de Sjón

Sjón significa «visión» y es el seudónimo de Sigurjón Birgir Sigurdsson, uno de los escritores más interesantes e innovadores de Islandia, nacido en 1962 en Reykiavik. Tiene cincuenta y dos años. Empezó su carrera de escritor con dieciséis y no ha dejado de publicar novelas, poesía y teatro hasta la fecha. La obra ahora analizada es una de las mejores de su factoría imaginaria y no puede quedar oculta a nuestra mirada indómita de Amantes de la Literatura. La editorial Nórdica ha mantenido en la portada el título original islandés que significa «Baldur de la Sombra», haciendo referencia a la mitología islandesa, un dato muy importante para seguir la lectura, porque Baldur es el dios tradicional de la Luz y la Belleza y es también el nombre del protagonista, Baldur Skuggason, un párroco de pueblo pequeño de Dalbotn, en el Valle de Dalur,  ambientado en 1883.

La obra está articulada en cuatro actos. El primer acto trata de la persecución al zorro pardo hasta ser acorralado. El segundo acto expone diferentes escenas, Fridrik el herbolario y Hálfdán de capacidades muy limitadas, deben llevar en un trineo el ataúd con Hafdís Jónsdottir hasta el cementerio de Dalbotn, para enterrarla. Años atrás, en 1868, embarranca un fantasmal carguero negro holandés en la costa de Reykianes, en los acantilados de Önglabrjótsnef. Iba cargado y repleto de aceite de ballena en millares de toneles. Dentro y encadenada, encontraron a la joven Hafdís, harapienta, sucia y golpeada. Fridrik iba también en el barco entre los pasajeros. Había estudiado en la universidad de Copenhague y había trabajado de ayudante de boticario para la farmacia Elefant, ocupándose del archivo de drogas: éter, opio, gas hilarante, hongo matamoscas, belladona, cloroformo, mandrágora, hachís y coca, que además de tener usos medicinales, estaban en voga entre los «lotófagos» de Copenhague. Él se hizo tutor de Hafdís porque estaba desamparada. En la aldea ella conoció a Hálfdán. Su vida y su muerte quedó envuelta de naturaleza y armonía. El tercer acto retoma con el estampido del disparo que rasga la sagrada paz de los páramos como un cortaplumas en un trozo de papel. El sacerdote se tambalea hacia la piedra y contempla al raposo. Lo que allí ocurre es digno de lectura, provocando el poético desenlace final. El cuarto acto cierra la obra con la carta de Fridrik, para sellar esta leyenda islandesa popular con un estilo ágil y místico.

El zorro ártico está construido siguiendo el género islandés de cuentos populares que tiene como personaje típico al cura rural, que suele poseer enorme fuerza física y ser un destacado maestro en los debates teocentristas. El zorro también aparece por ser el único depredador de la isla y el único mamífero que habita esas tierras antes de la colonización nórdica de finales del siglo IX. La obra mezcla símbolos paganos, tradición, naturismo y mitología. La narración corre deprisa. Todo se capta de forma intuitiva, también el desprecio a la despiadada caza de la ballena, que Islandia consiente para lograr cuantiosos beneficios económicos con su venta a los japoneses, sabiendo que es una especie protegida en peligro de extinción. Las descripciones son breves y potentes, como fogonazos que queman como la nieve. Estén atentos a esta literatura, es muy inteligente y un viaje muy invernal para la mente. Nórdica y brutal.

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