HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Mikhail Bulgakov, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

miércoles, 13 de mayo de 2020

El problema de los tres cuerpos, de Cixin Liu

Esta novela es un claro ejemplo de cuando un escritor sin creatividad pero con muchas ganas de obedecer al caos sigue los dictados del cientificismo teórico y genera en su narrativa robotizada todos aquellos temas políticamente correctos del globalismo para alzarse con el Premio Hugo 2015. Y esto es tan sencillo como dedicarse a la ciencia ficción y empoderar el transhumanismo con la implantación de nanotecnología en el cuerpo al respirar una lluvia de hilos magnéticos en forma de sedosas hebras que caen del cielo, pequeñas porciones de un protón, una materia que no está formada por átomos; embellecer  a su país dictatorial con una supuesta pero falsa era de apertura y reformas por parte del Comité Central del Partido Comunista Chino; concienciar a sus jóvenes lectores con la llegada de una flota alienígena, llamada el Juicio Final, desde Alfa Centauro, mucho más avanzada que la especie humana con la que entraremos en guerra y a la que tendremos que servir. Pero el cuento prosigue con dosis cada vez más grotescas de fantasía porque por supuesto esta civilización trisolariana es capaz de viajar por el espacio a una décima parte de la velocidad de la luz; han experimentado con la energía nuclear para enviarnos dos protones de hidrógeno que al llegar a la Tierra bloquearán cualquiera de nuestros avances científicos. Sí, con dos protones. Su Proyecto Sofón consiste en transformar un protón en un ordenador superinteligente. En Trisolaris se creen más listos que Dios Todopoderoso y nos dicen que han aprendido a controlar once dimensiones, siete dimensiones adicionales a las cuatro ya conocidas, por lo que nos consideran insectos a su lado. 

Cixin Liu adora a la ciencia por encima de todo y la considera como la única posibilidad de salvación de China. Su civilización avanzada no tiene sitio para los ociosos porque cuando dejan de ser productivos les obligan a deshidratarse y les incineran. No aceptan la vejez. Aplican la eutanasia con calma e indiferencia. Estos son paradójicamente sus dogmas de supervivencia.

El problema de los tres cuerpos es un intento narrativo de distracción y pseudoexplicaciones científicas adornadas con la pompa de la teoría de la relatividad atomista que en realidad pretende esconder el verdadero fenómeno óptico llamado los tres soles, vislumbrado en el cielo desde muchos lugares de la Tierra, incluido China, que pone en entredicho la teoría orbital heliocentrista del planeta y todos los planteamientos propagandísticos de la NASA. 



El objetivo de este pastiche consiste en atraer a gente joven por sus inquietudes intelectuales que podrían despertar de los espejismos y las mentiras inculcadas desde la TV y descubrir la naturaleza de nuestro mundo en base a su razonamiento, con el fin de programarlos con ideas inhumanas y delirantes para usarlos como zombis en  los planes de la Nueva Normalidad. 

He perdido la fe en la raza humana. Nuestra sociedad es incapaz de mejorar por sí misma, necesitamos la intervención de una fuerza exterior. ¡La raza humana es monstruosa! La humanidad es un erma terminal

-Dios es un jugador sinvergüenza, ¡y nos ha abandonado! -exclamó de pronto Einstein.
-Efectivamente, Dios es un jugador. Y la única esperanza que le queda a la civilización trisolariana es sentarse a la mesa frente a él y hacer una respuesta decidida. 

martes, 5 de mayo de 2020

Qualityland, de Marc-Uwe Kling


Novela tragi-cómica, bien ambientada, recreada en una sociedad futurista dominada por robots. Los androides han ocupado todos los cargos de responsabilidad, incluidos los sillones de la política, la población utiliza auriculares microscópicos llamados gusanos del oído del tamaño de una larva de mosquito que se anclan en un vaso sanguíneo próximo al tímpano para extraer la bioenergía necesaria y encenderse tirando cuatro veces del lóbulo de la oreja para usar el asistente  What I Need, considerado el motor de búsqueda más inteligente del mundo frente al QualityCorp encargado de hacerte la vida mejor. Todos los ciudadanos tienen un sólo apellido que corresponde con el perfil profesional del padre si son hombres o de la madre si son mujeres. Erik Soldador, Natalie Bailarina, Mildred Oficinista, Sandra Administrativa, Tino Camionero, Juliet Au-Pair. QualityPartner se encarga de calcular cual es su media naranja. Interactúan como un modelo de castas, según el número de likes adquiridos al relacionarse. En QualityLand sólo hay un problema, una banda terrorista de "rompemáquinas" intenta frenar la invasión de máquinas en la sociedad preparando atentados contra los robots. Hay una fuerte oposición que critica y actúa, aunque sin éxito. El sistema computerizado se desarrolla sin encontrar presión social hasta que un joven llamado Peter Sinempleo recibe un objeto en su casa que no quiere ni ha pedido. 

QualityLand es una reflexión directa y calculada de cómo la tecnología va ocupando la esfera individual, colectiva y privada de las sociedades tecnocratizadas, deteriorando derechos, libertades y virtudes del ser humano. La digitalización, la automatización y la racionalización ponen en riesgo los puestos de trabajo y con ello retornan las viejas formas de explotación y de opresión que creíamos olvidadas. La inaguantable inteligencia artificial ha tomado el control y Marc-Uwe Kling ha visto el momento literario de habitar un lugar futurista con un destino robotizado, sin alma, sin inocencia, oscurecido y angustioso. Los cables, los chips, los drones, dispositivos cargados con software de manipulación social superan la pesadilla orwelliana de 1984. Notarás que en QualityLand se entra muy rápido. Engancha. Una vez dentro la respiración se congela como en el túnel de Sabato. Y una vez fuera ... ¡Blum!

«Las máquinas son esclavas. Y quien compite con un esclavo se convierte también en un esclavo»–Kurt Vonnegut.