Considerado el Jean-Paul Sartre de la literatura contemporánea francesa. Este autor es repudiado por unos y muy respetado por otros. Sus novelas producen emociones divergentes y discrepantes. Su estilo camina por terrenos puramente existencialistas: la libertad y la elección individual con sus consecuentes conflictos, subjetividad a raudales, temor y angustia casi persistentes y sexualidad en crudo. Su genialidad reside en plasmar cientificismo y actualidad con temas como la clonación, el deseo de inmortalidad y la posibilidad del amor. Sus novelas Las partículas elementales y Plataforma suscitaron numerosos y apasionados debates en la prensa internacional. Algunos medios le acusaron de misógino, decadente, reaccionario, islamófobo y pornógrafo. Sus variados detractores, tanto puritanos religiosos como notables izquierdistas, aprovecharon una entrevista realizada al autor en la revista Lire para denunciarle por "injuria racial" e "incitación al odio religioso". El juicio, celebrado en París en octubre de 2002, dividió a la comunidad intelectual internacional entre defensores y detractores de la libertad de expresión. Fue absuelto de todos los cargos: el juez argumentó en la sentencia que las críticas a la religión son perfectamente legítimas en un Estado laico.
Cada vez que aparece una nueva novela conquista la atención de revistas y suplementos literarios, sus ventas se registran en millones y se traduce en numerosas lenguas.
La clave de su éxito acaso hay que buscarla en uno de los poemas que Houellebecq publicó cuando aún no era nadie: «Toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus llagas. Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte (...) Hablad de la muerte y del olvido (...) Sed abyectos: seréis verdaderos.»
Señoras y señores... de mentes inquietas, nos encontramos ante una mente inteligente usada para fines ególatras, caóticos, desesperanzados y mediáticamente enfermizo. Leí cuatro obras con mucho interés, pero era una época en la que analizaba más la estética de la literatura que su contenido, siendo este último muy deficiente en Houellebecq. De hecho, sus personajes son seres decadentes y alienados sin un sólo brillo de espiritualidad. Desarmonizan. Suspenso.
La clave de su éxito acaso hay que buscarla en uno de los poemas que Houellebecq publicó cuando aún no era nadie: «Toda sociedad tiene sus puntos débiles, sus llagas. Meted el dedo en la llaga y apretad bien fuerte (...) Hablad de la muerte y del olvido (...) Sed abyectos: seréis verdaderos.»
Señoras y señores... de mentes inquietas, nos encontramos ante una mente inteligente usada para fines ególatras, caóticos, desesperanzados y mediáticamente enfermizo. Leí cuatro obras con mucho interés, pero era una época en la que analizaba más la estética de la literatura que su contenido, siendo este último muy deficiente en Houellebecq. De hecho, sus personajes son seres decadentes y alienados sin un sólo brillo de espiritualidad. Desarmonizan. Suspenso.
No hay comentarios :
Publicar un comentario