HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

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lunes, 4 de agosto de 2008

Muere el Premio Nobel de Literatura, Alexander Solzhenitsyn

Solzhenitsyn, con sus libros, reveló al mundo la crueldad del sistema soviético.

Estadistas, historiadores y literatos rindieron tributo al escritor ruso y Premio Nobel de Literatura en 1970, Alexander Solzhenitsyn, autor del Archipiélago gulag fallecido este domingo en Moscú a la edad de 89 años. El jefe de Estado ruso, Dmitri Medvédev, y el primer ministro, Vladímir Putin, fueron los primeros en presentar sus condolencias a la familia del escritor, a la que también expresaron su pésame los presidentes de Francia, Nicolas Sarkozy, y de EEUU, George W. Bush.

Solzhenitsyn, condecorado en dos ocasiones por su participación en la Segunda Guerra Mundial, fue condenado en febrero de 1945 a ocho años de trabajos forzados en diversos gulags por llamar a Iósif Stalin "el bigotudo" en una carta enviada a un amigo cuando se encontraba en el frente de Prusia Oriental de camino a Berlín. Gracias a sus conocimientos matemáticos fue a parar a un centro de investigación científica para presos políticos vigilado por la Seguridad del Estado; eso le inspiró su novela El primer círculo.

Fue el primer escritor en hablar del GULAG, palabra que procede de las siglas de Glavnoye Upravlienye Laguerei ( Dirección General de Campos de Concentración ). Pasó a ser una de las palabras claves de nuestra época, el signo definidor de un sistema político que con apariencia de paraíso ocultaba en sus entrañas el infierno; una estafa histórica descomunal. En uno de los momentos de mayor esplendor del gulag, hacia 1936, había unos cinco millones de prisioneros que componían lo que Kafka hubiera llamado la colonia penitenciaria. Un numero que aumentó año tras año hasta la muerte de Stalin, en 1953. En total, entre 1928 y el fallecimiento del Padre de los pueblos, entre 40 y 50 millones de personas fueron enviadas a cumplir condenas en el archipiélago. Aproximadamente la mitad nunca regresaron.

Estuvo a punto de no contarlo porque a finales de 1953 el cáncer se le reprodujo con dolores tan fuertes que le hacían perder el conocimiento, y la muerte (una vez más) pareció atraparlo. Pero el desterrado maestro consiguió que le ingresaran en una clínica para cancerosos de Tashkent, en Uzbekistán, donde se curó, o algo parecido, a lo largo de 1954. «Estaba muriéndome, pero logré llegar a Tashkent, y tras un largo tratamiento me curé. Ahora, la excrecencia no me impide vivir. El tumor ha degenerado, ha cambiado de naturaleza». Esta experiencia le sirvió de base para su novela Pabellón cáncer, la cual terminó en 1967, una obra que atacaba los cimientos ideológicos del régimen soviético.

Alcanzó la fama tras la publicación en 1962 de la novela Un día en la vida de Iván Denísovich, sobre la vida de los confinados, y en 1970 obtuvo el Premio Nobel de Literatura por "la fuerza moral con la que siguió las tradiciones de la literatura rusa".

En 1969 fue expulsado de la Unión de Escritores Soviéticos por denunciar la censura de Estado que se ejercía sobre los autores y en 1974 la URSS le deportó a Alemania Oriental privándole de la ciudadanía rusa por la publicación de Archipiélago Gulag 1918-1956.

En 1974, cuando se publicó en Occidente el primer volumen de Archipiélago gulag, para el que entrevistó a 227 antiguos presos de campos de concentración soviéticos, el escritor fue deportado a Alemania Occidental y privado de su ciudadanía. Tras vivir en Suiza y Estados Unidos y enseñar en la prestigiosa universidad estadounidense de Stanford, Solzhenitsin regresó a Rusia en 1994, tras 27 años de exilio, atravesando todo el país en tren del extremo oriente hasta Moscú.

Aunque trabajaba sin cesar en su archivo y su obra completa, el escritor se sentía mal desde hace tiempo y eludía la vida pública, y el año pasado no pudo acudir al Kremlin para recoger el Premio Estatal, que le llevó a su casa el entonces presidente Putin.

Pero tuvo fuerzas para grabar un mensaje televisivo en el que expresó la esperanza de que su obra, centrada en las represiones políticas en la URSS, quede en la memoria del pueblo ruso y lo ayude a evitar nuevas tragedias históricas. "Hemos perdido a un gran hombre y gran escritor, cuyos libros cambiaron la mentalidad de millones de personas, que revisaron su actitud hacia el pasado y el presente del país", declaró hoy lunes el expresidente soviético Mijaíl Gorbachov. Subrayó que Solzhenitsyn "fue uno de los primeros en denunciar la esencia infrahumana del régimen estalinista", y con sus libros y crónicas de los campos de concentración "hizo una aportación inapreciable a la superación del totalitarismo" en la URSS.

Solzhenitsyn "abrió los ojos a todos los representantes de la inteliguentsiya", dijo el historiador Roy Medvédev, quien recordó que el escritor ayudaba a los disidentes soviéticos y, en particular, con su campaña de solidaridad consiguió que el KGB liberara de un psiquiátrico a su hermano, Zhaurez Medvédev.

El escritor Daniíl Granin destacó que "solo una persona de la talla de Solzhenitsin podía haber desafiado al régimen soviético y aguantar el golpe", mientras el Defensor del Pueblo ruso, Vladímir Lukin, dijo que con su muerte "para Rusia ha terminado el siglo XX".

La Iglesia Ortodoxa Rusa llamó a Solzhenitsin "ejemplo de libertad y dignidad humana", que "osaba decir la verdad a los poderosos". El líder comunista ruso, Guennadi Ziugánov, llamó a Solzhenitsin "hombre de gran talento y duro destino", que fue "precursor de los procesos que acabaron con el gran país", la URSS, pero que también resultó incómodo para las autoridades de la nueva Rusia.

"Cuando viajó a través de Rusia en 1994 y vio el país empobrecido y saqueado, intentó influir en las autoridades, pero éstas no necesitaban de sus consejos", manifestó.

Declaraciones de Alexander Solzhenitsyn tras su visita a España en 1976:

  • ¿Saben ustedes lo que es una dictadura? (…) Los españoles son absolutamente libres para residir en cualquier parte y de trasladarse a cualquier lugar de España. Nosotros, los soviéticos, no podemos hacerlo en nuestro país. Estamos amarrados a nuestro lugar de residencia por la propiska (registro policial). Las autoridades deciden si tengo derecho a marcharme a tal o cual población (…)
  • Los españoles pueden salir libremente de su país para ir al extranjero (…) En nuestro país estamos como encarcelados. Paseando por Madrid y otras ciudades (…) más de una docena, he podido ver en los kioscos los principales periódicos extranjeros. ¡Me pareció increíble! Si en la Unión Soviética se vendiesen libremente periódicos extranjeros se verían inmediatamente docenas y docenas de manos tendidas luchando por procurárselos (…)
  • También he observado que en España uno puede utilizar libremente las fotocopiadoras (…) Ningún ciudadano de la Unión Soviética podría hacer una cosa así en nuestro país.
  • En su país (dentro de ciertos límites, es cierto) se toleran las huelgas. En el nuestro, y en los sesenta años de existencia del socialismo, jamás se autorizó una sola huelga. Los que participaron en los movimientos huelguísticos de los primeros años del poder soviético fueron acribillados por ráfagas de ametralladora.
  • Si nosotros gozásemos de la libertad que ustedes disfrutan aquí, nos quedaríamos boquiabiertos.
Gracias a sus descripciones de los gulags (campos de concentración), abrió los ojos a numerosas personas de izquierda, obligándolas a poner en tela de juicio el comunismo. Alexander Solzhenitsin es una de las principales conciencias de la Rusia del siglo XX. Ha caído uno de los grandes árboles de la literatura.

1 comentario :

Anónimo dijo...

Gracias.

Chicago.