HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Enrique Vila-Matas, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

jueves, 30 de julio de 2009

Soldados de Salamina, de Javier Cercas

Compré este libro en una librería muy chiquitita de L'Estartit, desde la cual se podían contemplar las Islas Medes y el imponente macizo de Montgrí coronado por un castillo románico con cuatro torres en sus esquinas. Tengo intención de leer Anatomía de un instante así que creí que era mejor conocer primero uno de sus precedentes literarios. Esa misma mañana, en una playa del Baix Empordá me sumí en el espectacular relato sobre la Guerra Civil Española narrado en Soldados de Salamina de Javier Cercas. Aún me duran los efectos de su lectura. Me duran con el mismo vigor de todo aquello que sentí al terminar la novela. Se trata de una novela memorable, imprescindible, de voltaje y arrolladoramente inteligente, que combina diferentes géneros dentro de una estructura circular elegante.

Son, estos soldados desconocidos, remotos en la conciencia colectiva y tan lejanos de reconocimiento como los que batallaron en la isla griega de Salamina por el año 480 a.C. en la Segunda Guerra Médica entre persas y griegos, los que guiarán esta fact ficcion de Cercas en la que se entrega a la escritura en cuerpo y alma, obsesionado por un instante sorprendente en la Historia de España.

El núcleo central de la novela gira en torno a la figura de Rafael Sánchez Mazas, escritor e ideólogo de la Falange Española y estrecho colaborador de José Antonio Primo de Rivera. La Guerra Civil Española estaba acabando, y las tropas nacionales avanzaban hacia Cataluña. Las tropas republicanas se retiraban, arrasando puentes y vías de comunicación para guarecer su retirada. Sánchez Mazas estaba preso en Barcelona, pero fue escoltado junto con otros nacionales a Banyoles donde consiguió escapar de la ejecución. Cuando salen en su busca, un soldado republicano, que días antes había emocionado a todos los presos bailando al son del pasodoble "Suspiros de España", le encuentra, le encañona... pero le perdona la vida. Sánchez Mazas se esconde, y consigue la ayuda de un grupo de payeses, a quienes a su vez él ayudará una vez acabada la guerra. El autor, Javier Cercas, se convierte en personaje de su propia novela, apareciendo como un periodista que investiga este suceso, acontecido hace más de sesenta años, para escribir un libro.

Cercas se obsesiona con la búsqueda del soldado que salvó la vida de Sánchez Mazas. Casualmente encuentra, a través de Roberto Bolaño, a un anciano llamado Miralles, que en su día conoció cuando trabajaba en el camping Estrella de Mar, de Castelldefells y que ahora vive en Francia. Miralles luchó con la República en la Guerra Civil, estuvo en Cataluña en el momento del fusilamiento de Sánchez Mazas. Se pasó a Francia y luchó con los Franceses Libres en la Guerra Mundial, siendo uno de los soldados españoles que liberó París. Cercas cree que Miralles podría ser el soldado que respetó la vida de Sánchez Mazas. El libro tiene un final abierto a ese respecto y el lector no sabe si Miralles salvó a Sánchez Mazas, si fue un soldado que estuvo en el mismo lugar al mismo tiempo o simplemente un personaje ficticio creado por Cercas para poder tener un héroe.

Soldados de Salamina fue escrita con la ambición de perdurar, pues, mientras haya un solo lector que lea estas historias seguirán vivos "los amigos del bosque" y los compañeros de Miralles y de Bolaño y el padre del narrador y ese pelotón de soldados que a última hora siempre ha salvado la civilización y en el que no mereció militar Sánchez Mazas, pero sí Miralles, y, con él, todos esos héroes ignorados y sin tumba a los que nuestro recuerdo les debe un tiempo de reflexión, cuanto menos.

Curiosamente cuando leía en la página 54 sobre el paradero actual de Joaquim Figueras Bahí, uno de los amigos del bosque que ayudó a Sánchez Mazas, yo me encontraba en ese punto exacto del globo terráqueo... en la playa de Montgó, agarrado a la novela y rodeado de turistas holandeses y franceses. ¡Etrè egaré! A esto lo llamo yo lectura con sincronicidad. Puede que a ustedes les ocurra algo similar. Quién sabe. Pero de lo que sí estoy seguro es de que esta obra les fascinará. Es Literatura de Altura, un Huracán en Papel. ¡A por ella!

1 comentario :

César Silva Márquez dijo...

A mi me pasó exactamente igual con La mancha humana, de Philip Roth. Justo cuando leía sobre el restaurante vietnamita sobre la Rue Saint Jack en Paris, yo estaba ahí. Después de algo así, la lectura, sea la que sea, no es la misma. Un saludo.