HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Mikhail Bulgakov, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

viernes, 14 de mayo de 2010

Contraluz, de Thomas Pynchon

El viernes pasado, nada más entrar en la librería... ¡zambombazo que va!, me llevé esta erudita sorpresa. Lo nuevo de Thomas Pynchon por fin traducido. La cogí inmediatamente. Pesaba como la cabeza de un muerto. Salí pitando con ella, sin pensármelo. Y me encerré en su amplia literatura. Le robé al día todas las horas que tuve. Puedo decir que he sido abducido por esta espectacular superproducción literaria sobre la electrizante aventura modernista del fin del siglo XIX. Una obra severamente ambiciosa y sofisticada, dotada de humor y versátiles extravagancias. Así que vamos por partes porque aquí, hay mucho de qué hablar. De momento les adelanto que he quedado totalmente fascinado con la lectura. Una lectura intensa, maratoniana. 1337 páginas. A unos 2 min./página de media deberán dedicar aproximadamente unas 44,5 horas para leerla. Yo lo he conseguido en 7 días, con un largo fin de semana de cobertura. La trama te lleva rápidamente hasta la página 800, casi sin darte cuenta. Del final hablaré luego, porque es su punto crítico. La diversidad de temáticas puestas en escena, ficción, ciencia, matemáticas, política, filosofía, física, psicología e historia, te envuelven en esa particular atmósfera pynchonesca hacia una aventura a contraluz que busca la quintaesencia del espacio-tiempo y que codicia sobre todo traspasar los umbrales del Tránsito Nanotemporal bajo el dominio de la luz. Se trata de una ficción que conjuga ciencia, fantasía, misterio y metafísica. Nos encontramos ante la sexta novela de Thomas Pynchon, tras cuarenta años de excelsa escritura. Literatura que no se nos puede escapar por su envergadura experimental y su cientificismo apocalíptico.

Fue publicada en EEUU hace cuatro años. En 2006. No quiero ni pensar el tiempo que le ha debido llevar escribirla. Antes de este trabajo publicó en 1997 su ópera magna Mason & Dixon cosechando todo tipo de elogios. Justo este sábado, el 8 de mayo, Thomas Pynchon ha cumplido 73 años. Por supuesto es otro de los fuertes candidatos a Premio Nobel de Literatura, todos los años. ¿Se adelantará a Philip Roth? Lo sabremos.

Bien. Antes de meternos en los rife rafes de la novela hay que prestar atención a esta primera frase que encabeza la obra. Es todo un acierto. Es una cita del Gran Thelenious Monk, tal vez cuando ya estaba en su fase más excéntrica:

Siempre es de noche, si no, no necesitaríamos luz.”

Contraluz arranca con energía, con luz, con mucho movimiento. La macronovela está dividida en cuatro partes: La luz sobre las cumbres, Espato de Islandia, Bilocaciones y Rue du Départ. Los Chicos del Azar o también llamados los Vagabundos del Vacío pilotan un dirigible, el Inconvenience, hacia la Exposición Mundial Colombiana de Chicago, la Ciudad Blanca. Estamos en 1893. Con ellos va un perro llamado Pugnax que lee durante el trayecto La princesa Casamassima de Henry James. Ambientación total. Todo está en funcionamiento, anemómetro, flechastes, obenques, para que la envoltura elipsoidal avance a 1 milla/min por encima de las cabezas de las personas que lo miran asombradas, como si fuera el Globo Ocular de la sociedad, siempre vigilante desde las alturas. Al poco de llegar a Chicago empiezan a aparecer personajes que nunca abandonarán la novela, como el fotógrafo Merle Rideout, pillado in fraganti haciendo fotos a una joven desnuda, Chevrolette McAdoo. El profesor Heino Vanderjuice, Re Ipso, Foley Walker, un malo malísimo capitalista y magnate llamado Scarsdale Vibe y lo dejo aquí porque la lista es cosiderablemente amplia. A los que más deben vigilar son a toda la tripulación del Inconvenience, Lew, Kit y Dally. Con ellos se cierra la elipsis.

Lo meritorio de esta voluminosa novela reside en la labor de ambientación para mostrarnos la opulencia de inventos y ciencia que se vivía en aquella modernista época: Nikola Tesla, Rienmann, Hamilton, Herman Minkowski, Oliver Heaveside, el Walt Whitman de la física, Edison, Michelson-Morley y un larguísimo etcétera. Y cuando digo que es una superproducción me amparo en la espectacular acumulación de objetos de época, anécdotas, literatura, personajes, experimentos y las diversas filosofías que se evocaban en esos años donde reinaba el esoterismo, los mediums, la magia de los escapistas como Houdini, los trucos con espejos y terciopelo negro, para intentar demostrar, que allí, en ese espacio ignoto y misterioso llamado la Cuarta Dimensión, nos esperaba otra nueva extensión de la mente, la Shambhala del misticismo tibetano. Pero como les digo hay mucho, muchísimo, temas de gran calado, como la agitación del sindicalismo anarquista, incluídos los altercados ocurridos en Cataluña. Se cita Cádiz y el estrecho de Gibraltar, los dinamiteros que abren el terreno para el ferrocarril, los atentados contra las monarquías europeas, el ragtime, los tommyknockers, ¿sigo? Mejor lo dejamos aquí. Únicamente dejo anotada una última apreciación. El final. Elíptico y apocalíptico. Es interesante, pero, no consigue la genialidad estructural que nos aportó con Mason & Dixon. Si bien despierta nuestro interés por temas como la bilocación, los Cuaternionistas, el espacio euclidiano o la dispensación automórfica, el reto se queda incompleto en un viaje que seduce y será por mucho tiempo inolvidable. Durante la lectura será muy útil que os hagáis con Espato de Islandia para disfrutar y entender todo lo que hay detrás de la simbología pynchoniana de esta pieza lumínica que resplandecerá con ímpetu y a contraluz en la literatura de nuestro siglo XXI. Pongo el mineral a vuestra disposición. Apreciaréis el tránsito de la luz. Este año está arrancando con fuerza. Siento que la literatura avanza. Disfrútenlo. Pronto llegará traducida su nueva obra Inherent vice. Les dejo un párrafo pynchonesco muy jugoso de este magistral alumno de Nabokov:

“Somos luz, ¿sabe?, nada más que luz: somos la luz que se les ofrece a los bateadores de críquet al final del día, los ojos brillantes del amado, el resplandor de la cerilla de seguridad en la ventana del edificio alto, las estrellas y nebulosas en plena gloria nocturna, la luna creciente a través de los cables del tranvía, la lámpara de nafta brillando sobre la carretilla del vendedor ambulante... Cuando perdimos nuestro ser etéreo y nos encarnamos, nos ralentizamos, espesamos y congelamos en... -se agarró ambos lados de la cara y los agitó-..., en esto. El alma misma es un recuerdo que conservamos de los tiempos en que nos desplazábamos a la velocidad de la luz y con su densidad. La primera etapa de nuestra Disciplina aquí consiste en aprender cómo se recupera esa rarefacción, esa condición luminosa, para ser de nuevo capaces de ir a donde deseemos, a través de los cuernos de linterna, a través del cristal y, con el tiempo, aunque corramos el riesgo de partirnos por la mitad, a través del espato de Islandia, que es una expresión en cristal de la velocidad de la Tierra mientras corre por el Éter, alterando las dimensiones y creando una refracción doble... -Se detuvo ante la puerta-. Coma algo, es usted un buen chico.”

19 comentarios :

Madison dijo...

Que ganas tengo de leerlo, yo lo he comprado hoy junto al de Irving.
Genial reseña la tuya.
Buenas noches

La Medicina de Tongoy dijo...

Estupenda reseña. Ideal para hacer de uno un adicto antes de probar la droga.

Lo dije en abretelibro y lo repito aquí: compra segura aunque lectura incierta.

¿Sería mucho pedir una reseña de Mason & Dixon? Nunca me he acercado a Pynchon y he querido hacerlo por aquí, pero ya no se si quizá hacerlo por este otro (Contraluz). ¿Como lo ves?

jp_bartolomiu dijo...

¡Muy bueno!. Llegué a tu blog , buscando información acerca del última novela de Pynchon, ya que ésta aún no llegó a la Argentina, y me encuentro con ésta grata sorpresa. Excelente tu reseña y voy a seguir leyéndote en el futuro.
Un Abrazo

Tránsito Blum dijo...

Es mucho más potente "Mason & Dixon" por la original profundidad psicológica con la que representa a sus dos héroes, seres humanos de pleno derecho. En "Contraluz" aparecen únicamente como caricaturas y esto le resta puntos. Destaca más el viaje. Si deseas conocer a Pynchon en su mayor explendor literario tendrás que conocer a "Mason & Dixon" preferiblemente. Es una obra maestra. Así que te envidio por todo lo que te espera. ¡Que lo disfrutes, Carlos!

Saludos.

T.P. dijo...

Uno de los grandes mitos de la lectura es “devorar los libros”. Leerlos a toda velocidad, con la ansiedad que merece la ocasión. Leer las trece centenas de páginas de mi libro a razón de dos minutos por página es como no leerlo. Me temo que para empezar a saber de qué va hay que invertir, no una semana, sino varios meses. Como mínimo. Y recuerda una cosa: en mis libros, antes que argumento o personajes, hay una escritura.

Tránsito Blum dijo...

Perfecto T.P. Siendo tu libro no podías hacer mejor defensa. Sin embargo hubo días durante la lectura que le rogé al tiempo me concediera más horas para seguir avanzando en esta electrizante y modernista aventura a "Contraluz". Sus efectos literarios aún me duran con gran vigor. El Inconvenience sique sobrevolando por mi mente. Disfruté como hacía tiempo la literatura no me agasajaba. Tómate todo el tiempo que tú necesites. Yo he quedado listo :D

Saludos, T.P.

T.P. dijo...

Recuerda también que ese nuevo tifón literario que estás esperando ya se ha producido. Soy yo.

Elperejil dijo...

Estupendo comentario, digno de ilustrar la contraportada del libro.

He llegado hasta aquí desde "Ábrete libro" y aún estoy comenzando la singladura con el Inconvenience (apenas 50 páginas, brillantes y geniales).

También comparto tu opinión sobre "Mason&Dixon", que un crítico definió como "la última obra maestra del siglo XX".

al dijo...

este sitio es absolutamente genial.
esa novela de thomas pynchon no paro de verla en la libreria! y no sé si como primera novela de él es recomendable o mejor me pillo otra. Me han hablado muy bien de arcoiris de gravedad... no sé, no sé que hacer! la verdad es que me atrae mucho desde la estanteria, ese tocho impresionante como un bistec para devorarlo crudo.

Tránsito Blum dijo...

¡Alonso! ¡Cómetelo cuanto antes! Luego ya tendrás tiempo de ir a por otros de sus sabrosos manjares. Tiene muchos. Pero cómete este pedazo de bistec porque te alimentará para el resto de tu vida. En mi mente aún sobrevuela el Inconvenience tripulado por los subversibos Vagabundos del Vacío. Encontrarás temas de un valor inigualable. El viaje es inolvidable. Anárquico. A contraluz. Disfruta y devora la Alta Literatura. Entra en la librería y llévate contigo a unos de los más grandes escritores vivos del planeta Tierra.



Fraternos saludos de hermandad pynchonesca.

Anónimo dijo...

Siempre es de noche… y si te embarcas en una obra de Thomas Pynchon, necesitarás llevarte mucho más que el modelo estándar de L.S.C.A., o Linterna Sin Chispa Apotheosis, para alumbrar cada uno de los rincones del trayecto.
Como H.D.D.L.H. que soy, es decir, Hombre Despistado Donde Los Haya (disculpen los efectos secundarios de leer a Pynchon), sé que finalizaré el recorrido sin visitar las estancias principales. No obstante, espoleado con el atrevimiento que no mi juventud, sino mi vasto desconocimiento me otorga, amenazo con dar mi opinión cuando finalice el libro.
Pero no he podido menos que adelantar mi intervención para reconvenir a T.P. el blasfemo, por quebrantar el primer mandamiento del Credo Pynchoniano; a saber: No tomarás el nombre de Dios en vano. Bien es cierto que su comentario “antes que argumentos o personajes, hay una escritura” rebaja un grado la gravedad de la infracción (en puridad, la ortodoxia más estricta hubiera exigido el uso de mayúscula en el término Escritura). Pero el comentario sigue denotando una grave carencia. Querido hermano T.P., has visitado el Empire State Building y te has quedado en la planta decimocuarta.
Saludos de un Pynchoniano.

Crom dijo...

¿Puede una novela actual ocupar más de 1300 páginas sin que la trama decaiga? Si el que escribe se llama Thomas Pynchon mi respuesta es sin duda afirmativa. Este exceso titulado Contraluz constituye en sí mismo una sátira contra los que quieren imponer límites a la Literatura. Pynchon, como en El Arco Iris de Gravedad (donde narra con suma maestría episodios de coprofagia y pederastia), iza la bandera de la libertad en esa República Literaria suya, que aquí recibe el nombre de Inconveniente. Against the day es un universo paralelo que propone la validez de otros universos paralelos, a la vez que cuestiona la primacía de lo supuestamente real. Desde la invisible atalaya que es el Inconveniente se nos cuenta (sin interferir en la trama) las peripecias de la saga sindicalista/anarquista de los Traverse (ascendientes de la Frenesí de Vineland) en unos EE.UU. silenciados (otro mundo paralelo) y en una Europa preapocalíptica.
Sobre este escenario Pynchon suelta los demonios de su particular teogonía (al menos, teogonía artística): un Mundo con vida propia, campo de batalla de la lucha atemporal entre el Bien y el Mal (visión maniquea). No ofrece ninguna receta al lector. Las conclusiones las debe extraer éste de entre las 1337 páginas del libro, pues la salvación de cada uno es, en última instancia, responsabilidad exclusiva de cada uno. Pynchon vuelve a convertirse en el profeta del individualismo y de la paranoia. Para T.P. toda organización es intrínsecamente mala, y sus miembros CRETINOs. Y aunque hay simpatía, no considero que suscriba as tesis anarquistas (salvo en lo que a la literatura se refiere, pues ésta es un acto solitario).
Continúa…

Crom dijo...

Continúa del anterior
Los libros de Pynchon son parábolas. Por ello sus personajes no precisan de profundidad psicológica (la reflexión compete al lector). Y desde luego, los protagonistas de Contraluz no están más caricaturizados que los de Vineland o que los de Mason & Dixon (exceptuando en parte a los protagonistas). En Contraluz sólo un personaje parece evolucionar durante el desarrollo de la historia, y es ese trozo de madera tardío consagrado a Afrodita (Cyprian Latewood). Todo lo demás es acción sin reflexión.
Y creo que esto conecta con la temática del libro: el hombre está a oscuras porque la luz- que aporta al mundo es destructora. Por ello el libro se posiciona contra el hombre, contra el día.
Por último. Que sí. Que la Escritura de Pynchon es excepcional. Hay ironía (Oh, hijos. No quisiera ser ninguno de los que lo hizo. Dios se encargará de hacer justicia, aunque a veces sea espantosamente lento. Se toma su tiempo. Y a lo mejor, si se retrasa lo bastante, alguien de aquí abajo tendrá la ocasión de ocuparse antes de que se ponga…), sentido del humor (la descripción del espectáculo que presentaba Dally -pags. 432 y 433 es para llorar de risa), elegancia y belleza como en ningún otro escritor actual (esas manos delictivas , esa súplica para que nada se rasgara y esa apelación a la biomecánica en el trío entre Yashmeen, Cyprian y Reef).
O no.

Luis Alejandro Izquierdo dijo...

Interesante blog. Y gran reseña sobre Pynchon y su obra. Autor que confieso tengo pendiente por lectura.

Con el permiso del administrador, invito a todos los letores de este blog al foro cultural y literario Locus Literario, donde podrán también acceder a un intercambio de charlas sobre libros y autores. Son bienvenidos!!

http://locusliterario.com

Cordial saludo.

Crom dijo...

Después de varios meses “madurando” la novela, tiempo que he aprovechado en lecturas del tono de “V” de Pynchon (qué ópera prima, santo dios), y “Dublinesca”, de Vila-Matas (me declaro vila-matiano converso), no puedo menos que suscribir los anteriores comentarios de T.P. Magistrales. En “Contraluz” asistimos a la épica victoria del estilo sobre la trama. El asesino Pynchon, en lugar de contar una historia, las ha narrado todas, consiguiendo, de tanto escribir, dar muerte a la novela tradicional, que de tantas veces muerta, ya va dando pena. Un libro que merece un diez en ironía.
Saludos.

Desocupado mental en la era del blog dijo...

No leí nada de Pynchon... voy a ver si me acuerdo de la reseña un día que esté recorriendo librerías y leo algo. Interesante blog che!


Experiencia rara la de tener blog... a mí todavía no me enriquece mucho (debe ser porque no tengo muchos lectores).
Saludos!

ms dijo...

HE LEIDO OTRO LIBRO MONUMENTAL HACE POCO, EN TODO SENTIDO..."2666", DEL CHILENO BOLAÑO. ME GUSTARIA LEER ESTE OTRO Y TRAZAR PARALELOS...

Tránsito Blum dijo...

María, 2666 es uno de los más gordos Tifones Literarios ocurridos en los últimos 25 años para la literatura hispanoamericana e incluso me atrevo a decir de la literatura de todo el globo terráqueo. Tu asociación es muy interesante. Me gusta, porque ambas narran un gran viaje de tránsito y exploración y porque ambas son profusamente apocalípticas. Pero la brutal potencia de la lucidez narrativa de Bolaño convierte al Contraluz de Pynchon en un estruendo menor, aunque un buen bombazo atómico. Tengo la suerte de poder decir, que 2666 es la mejor obra de literatura contemporánea que he leído en toda mi vida ... y que me perdonen Samuel Beckett, Franz Kafka, Marcel Proust, James Joyce y Ernest Hemingway. Me agarró tan fuerte, que tengo la marca grabada en la piel. En la piel, querida lectora. En la piel.

Saludos

Anónimo dijo...

es interesante el tema aqui citado, a saber las conexiones entre la obra de pynchon y de bolaño, y vale ya mencionar que bolaño leia pynchon y eso se nota montones en amuleto, que es una obra escrita mirando de refilon la subasta del lote 49. por supuesto, bolaño no alcanzo a leer against the day, pero quiero pensar que es a partir de pynchon, uno de los últimos escritores de mega novelas, y de obras como el arco iris de gravedad, que bolaño tuvo el impulso o el deseo de escribir 2666. el propio bolaño habla alguna vez de las grandes novelas que ya nadie quiere leer, de la apuesta arriesgada que es para un escritor intentar una obra de estas proporciones, de las grandes luchas que ello significa, y creo que hay acá una conexión entre pynchon y bolaño, una suerte de hermandad referida al hecho de ser los últimos escritores abocados a escribir esta clase de obras.