HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Enrique Vila-Matas, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

miércoles, 5 de enero de 2011

Las furias, de Keith Roberts

Encontré esta singular obra fisgoneando hace dos semanas en un rastrillo de antigüedades cerca de mi casa. La vi dentro de una de esas cajas negras de plástico que suelen emplearse en los supermercados para vender fruta o verduras. La caja yacía en el suelo, repleta de libros de ciencia ficción, libros maltratados, novelas muertas y ninguneadas dentro de ese caudaloso e inabarcable torrente comercial. La edición no podía ser más salchichera, cutre y perturbadora. Olía a moho y a habitación cerrada. La portada me causó una cierta repugnancia y perplejidad pero a la vez sentí una insólita atracción por su extravagancia. Tuve la necesidad de saber quienes eran Las furias. El título me hechizó. No podía esperar más. Saqué la cartera y me la llevé por una moneda de cincuenta céntimos, por una inconmovible moneda fría, que me transportó a una era apocalíptica dominada por avispas gigantescas que trataban de aguijonear a toda la raza humana hasta la extinción. Nada de lo leído tuvo que ver con la atmósfera de la portada, ni tan siquiera con la lozana dama desabrigada, pero seguí los pasos de Bill Sampson hasta el final. El tipo me cayó simpático e ingenioso, sobre todo un luchador intrépido que ha añadido a mi folklore multicultural el pánico extra-ficticio hacia esos seres puñeteros que arañarán nuestras puertas en las noches de viento y perturbarán de vez en cuando nuestros sueños con el zumbido de sus alas con cuidadosa movilidad. Por si no la encuentran, se la cedo desde aquí con total amabilidad en esta noche de Reyes. ¡Disfrútenla! Se lee del tirón.
“A su alrededor las Furias parecían una nube negra, que lo cubría todo por entero, convulsionándose y apretujándose, procurando mantenerse fuera del alcance del lanzallamas.”

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