HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Mikhail Bulgakov, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

miércoles, 3 de octubre de 2012

Barrio perdido, de Patrick Modiano

Regresé de París hace unos días y la ciudad se me volvió a aparecer de manera súbita convertida en carrusel de ficciones cuando encontré esta intrigante novela en el escaparate de la librería que más empiezo a frecuentar de mi querida ciudad natal: Zaragoza. Modiano era reeditado por Cabaret Voltaire para la actualidad literaria de septiembre. Tan sólo había pasado una semana desde mi vuelta y yo sentía haberme alejado ya un siglo de tan romántica experiencia. Ahora podía explorar el París desde otras miradas, y esta obra me adentró de pleno en la ciudad crepuscular de Jean Dekker, de su Barrio perdido, y sus recuerdos en blanco y negro, con las sombras del género literario policíaco de Earl Biggers, Rufus King, Phillips Oppenheim, Saint-Bonnet y Dornford Yates. Todo un reencuentro con la Ciudad Eterna y otros misterios. ¿A dónde irá esa mujer volátil alejándose del Sena? ¿Quién la estará siguiendo?¿Un hombre? Puedo notar que la sigue muy de cerca.

Acabo de terminar la lectura y tengo una sensación similar a la que obtuve con La Petite Bijou, aunque menos relevante, pero sin caer en la vacuidad que me produjo El horizonte. Modiano te envuelve. Entras en su atmósfera, te muestra unos simples detalles. Empiezas a hacerte preguntas. Indagas. Retomas sus palabras. Te mueves por zonas y lugares extraños, encuentras a personajes extraños. Observas. Interpretas. Revives París. Te transporta con elegancia y al ir finalizando la novela... te agarra. Ya no puedes escapar. Estás en el universo Modiano. Éste es el París de Modiano, con su visión sofocada. Una obra recomendada para nostálgicos de la Ciudad Eterna porque volverán a cruzar el Puente de l'Alma y experimentarán la misma sensación de irrealidad ante la Torre Eiffel que ante el barrio perdido de Ambrose Guise. El suspense está servido.

1 comentario :

Anónimo dijo...

Me paso algo similar con: En el café de la juventud perdida.

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