Les recomiendo que elijan esta y no otra edición para leer tan mágica obra universal de la literatura, que deberíamos excluir del género infantil, lo mismo que defendió Martin Gardner, matemático, filósofo y ensayista norteamericano y autor de la monumental Alicia anotada, donde argumenta que estos cuentos no son ni moral ni intelectualmente aptos para menores; y añade que habría que suprimirlos del departamento de literatura infantil y trasladarlos, provistos de los comentarios oportunos, a la sección de adultos.
Lewis Carroll (seudónimo de Charles Lutwidge Dodgson, profesor de matemáticas en Oxford) acertó a plantear en sus relatos problemas de interés humano, social, lingüístico y lógico, con ayuda de una original red de símbolos y metáforas que han deslumbrado a innumerables adultos. Entre ellos a un genio de la creación literaria como Joyce y a un genio del pensamiento filosófico como Wittgenstein.
El cuento se publicó en 1865, pero su primitiva versión del relato llevaba por título Aventuras subterráneas de Alicia. La expresión "subterráneo" (underground) alude más abiertamente que "País de las Maravillas" (Wonderland) al aspecto inquietante del submundo o contramundo del sueño, en donde muchos de los principios que consideramos válidos en el mundo real ceden el paso a otros muy distintos, de manera parecida a como cede en el sueño, según Freud, el principio de realidad al principio del deseo.
Los imaginativos personajes como el Conejo Blanco de ojos rosados, el Gato de Cheshire y su repentino mutis por el foro, el Sombrerero, la Liebre de Marzo, el Lirón, las reuniones en La loca Tertulia del Té, la Corte Real, la Falsa Tortuga, el Grifo, la Duquesa y un sinfín de individuos, conforman el ingenioso mundo imaginario en el que se adentra Alicia al caer vertiginosamente por una madriguera, hacia el hemisferio antípoda. En el País de las Maravillas los animales tienen, como en las fábulas clásicas, el don de la palabra, que no es en su boca, como en aquellas fábulas, espejo de nuestras virtudes, sino de nuestros vicios e incongruencias.
Esta repleta de juegos lingüísticos, metáforas, ensoñaciones, diversión, poesía, filosofía y matemáticas. Al poco de iniciar su lectura notarán como son absorbidos por la implacable atracción subterránea del País de las Maravillas. Disfruten cuanto puedan. Se trata de Literatura de Altura. Y como aliciente sepan que Tim Burton plasmará en la Gran Pantalla su particular y excéntrica versión cinematográfica, que podremos disfrutar en el 2010.
1 comentario :
Coincido totalmente en que es injusto considerar este libro como una obra para niños. Su crítica velada a la sociedad o sus ingeniosos juegos de palabras no van dirigidos a tiernos oídos infantiles.
Pero en fin, un mundo cada vez más infantil e inmaduro, en el que los padres quieren ganar en candidez a sus hijos no merece otra cosa.
Un saludo.
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