HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Enrique Vila-Matas, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

domingo, 12 de julio de 2009

Libra, de Don Delillo

Don Delillo es una de las voces más brillantes de la narrativa postmoderna norteamericana, cuyas visiones lo emparentan con Ballard y George Orwell en un registro que conjuga realismo con ciencia ficción. Sus obras reflejan la plena exigencia literaria de sus antecedentes, como James Joyce, a quien tiene muy presente en su escritura por ser uno de los maestros de la lengua inglesa.

Empezó Libra al enterarse de que Lee Harvey Oswald, el asesino del presidente Kennedy, vivió y creció en el Bronx, igual que él y por los mismos años. Oswald vivía apenas a quinientos metros de su casa cuando él tenía trece años y Delillo dieciséis. Esto le dio la sensación de estar sumergiéndose en un momento crucial de la historia de su país. Nunca antes se había concebido como esa clase de escritor, sin embargo veinticinco años después del asesinato de JFK volvió a su viejo barrio y a la casa del presunto asesino de Kennedy para escribir la historia de los Estados Unidos.

En Libra, la historia y la política aparecen como la suma de todas las cosas que no se contaron, y se abre paso entre la fabricación oficial de patrañas. En esos últimos años la política de su país parecía moverse ya no en la paranoia sino en una lógica criminal casi obscena. El nacionalismo beligerante y el nivel de sadismo mostraron torturas con los patológicos códigos del porno hardcore.

El libro recorre la vida de L.H. Oswald, desde su problemática infancia por el abandono de su padre; a su adolescencia marxista entregado a la lectura de El Capital, en los E.E.U.U.; la entrada en el Cuerpo de Marines, a través de su breve deserción a la U.R.S.S.; su posterior matrimonio con una Rusa, y finalmente su regreso a los E.E.U.U. y su papel en la asesinato de Kennedy.

Oswald es retratado como un paria y un extraño hombre cuyas opiniones políticas y comunistas le causan dificultades para integrarse en la sociedad norteamericana. Delillo le da un trato justo en la novela puesto que ni lo dibuja con simpatía, ni tampoco lo castiga. Oswald estaba dotado con una inteligencia superior a la media, sin embargo, en el libro también indica que es disléxico y que tiene una gran dificultad tanto en escribir cartas como leer libros. En realidad es descrito como un peón fácilmente manipulado por otros. También hay una continua tendencia a utilizar esta dislexia como un tema más amplio en la cuestión de la "lectura" de las situaciones, y más aún la dificultad en la comprensión humana y la situación humana.

Por otro lado, aparecen tres personajes clave, como Win Everett, Lawrence Parmenter y Guy Banister, agentes de la CIA, que se presentan como los principales conspiradores del asesinato. Desde este prisma se nos muestra el odio existente hacia la figura de Castro o los efectos que dejó en el sector ultraconservador la derrota en Bahía de Cochinos. Una historia paralela también sigue a Nicholas Branch, el archivero de la CIA a quien le asignan la monumental tarea de ensamblar los diferentes fragmentos de la muerte de Kennedy. Branch llega a la conclusión de que el esfuerzo sin fin por llegar a toda la verdad, será en última instancia incognoscible. Branch es a la vez el ejemplo de la figura del lector de esta novela que lucha para dar sentido a la vida; este personaje es uno de los fenómenos post-modernistas que caracteriza el trabajo de DeLillo; y su conclusión nos lleva a determinar, en cierta medida, que Branch es el propio DeLillo.

Veremos a su vez que en esta historia existen pautas, sin embargo nos será imposible decir cual es significativa, guiada por una intención, una motivación, o por la creación humana; y cual una coincidencia (idée fixe que caracteriza el libro). Oswald, nada más ser detenido, dijo no haber matado a nadie, alegando que él era un señuelo. Curiosamente, el título del libro proviene del signo astrológico de Oswald, como la imagen de una escala, que simboliza para Nicholas Branch las fuerzas externas de la historia, como un peso sobre el destino de Oswald, así como el destino de todo el asesinato.

El 29 de noviembre el nuevo Presidente de los Estados Unidos, Lyndon B. Johnson creó la Comisión Warren—presidida por Earl Warren—para investigar el asesinato. La Comisión concluyó que Oswald actuó solo, pero sus conclusiones siguen siendo objeto de debate, tanto académico como popular. El Comité de la Cámara de Representantes reconoció la posibilidad de que estuviera involucrado un segundo francotirador en el asesinato, admitiendo implícitamente la posible existencia de una conspiración para acabar con la vida de John Fitzgerald Kennedy.

La mayoría de los personajes y los hechos (o reconstrucciones de ficción) también están presentes en el JFK de Oliver Stone, de 1991, aunque la película no se basó en esta soberbia novela. Don Delillo calma en gran medida muchas de las preguntas que surgieron con este desolador asesinato. Otras se perdieron cuando Jack Ruby, empresario nocturno y figura secundaria del hampa estadounidense, se abrió paso violentamente entre la multitud de periodistas, fotógrafos y cámaras presentes en el lugar del traslado y disparó a Oswald en el estómago, hiriéndolo de muerte. Mas tarde declaró que "los judíos tienen agallas" y que había "redimido" a la ciudad de Dallas ante los ojos del pueblo y que además le había evitado a la viuda del presidente, Jacqueline Kennedy, el dolor de tener que testificar ante una corte frente al asesino de su esposo. Tiempo después, dijo que todo obedecía a un momento de ofuscación, como si Mr. Hyde se hubiera apoderado del Dr. Jekyll. Y punto final. Pero... ¿verdadero o falso? Especulen ustedes, es lo mejor. Lo que si está claro es que Don Delillo tiene muchas posibilidades de conseguir el Premio Nobel de Literatura. Veremos que ocurre este año.

1 comentario :

Gonzalo Muro dijo...

No conocía esta novela pero recientemente leí El hombre del salto (también sobre otro acontecimiento traumático de la historia americana reciente) y me impresionó su modo de conjugar ficción y realidad, de acercarnos a los sentimientos de aquellos días con un estilo muy depurado. Libra parece prometer las mismas emociones.

Un saludo.