HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

Sólo me queda esperar la aparición de un Nuevo Tifón Literario de magnitud cinco como los producidos por Enrique Vila-Matas, Thomas Pynchon o Roberto Bolaño. Ese día llegará y mi búsqueda no habrá sido en vano. Huracanes en papel™ 2007-2024

jueves, 15 de octubre de 2009

Lo peor de todo, de Ray Loriga

Aquí está. No podía faltar. Ahora ya sé lo que uno siente cuando lee a Ray Loriga. Lo peor de todo es un viaje hacia dentro. Con sinceridad. Hacia el alma. Contundente. Su potencia existencialista, su furia amotinada y su melancolía catártica conectan durante la lectura con nuestro ritmo cardíaco. Loriga pone de relieve los problemas que se plantean en la conciencia de los hombres de hoy. Escribe con el hastío de Kierkegard y el ojo fílmico de Sam Peckinpah, sin miedo a mostrar su cosmovisión sombría y cruel de la existencia humana. Permitiendo que supure el asesino que existe dentro de él. Afrontándolo.

Su topo literario, Élder Bastidas, hace un repaso casi terapéutico de su vida, desde las decepciones de la infancia hasta un presente en el que la melancolía y la incomprensión lo dominan todo. Solo el amor puede ser una tabla de salvación para no hundirse definitivamente.

Gracias a este combate contra su ego insurrecto encontramos en todas sus páginas la profundidad psicológica de un personaje decidido a desnudarse para nosotros. El poder de sus reflexiones son como ganchos directos de costado a costado, rematando en la barbilla y liquidándonos en la ceja. Sin pestañear. No tiene ganas de florituras ni detalles. Le interesa pelear con la Verdad. Nada de politiqueos ni diplomacias. La violencia, el sexo y la muerte son lo que son. En su vida nunca le gustaron los profesores, ni los hinchas del Barcelona, ni los curas con tanto pecado, tanto demonio y tanta mierda. A él le gusta posicionarse. Tomar partido. Entre sus temas predilectos siempre se encontró Vietnam. Anduvo durante muchos años con un libro titulado Vietnam no era una fiesta de Alfonso Martínez Garrido, hasta que se le perdió. Temas sangrientos y lejanos que le devuelven a la vida. En ningún momento podremos dudar de su sensibilidad. Seremos testigos de su delicadeza hacia T, su gran amor, y hacia su singular familia. Su referente más auténtico.

Dije ayer que no iba a comparar a Agustín Fernández Mallo con Ray Loriga, ambos escritores españoles, nacidos el mismo año y arrojados a la ninguneada Generación X. Y así va a ser. Mi mayor deseo ha sido descubrir su innegable talento, lo cual me ha dejado inmensamente satisfecho. Me parece importante rescatar a esta generación de escritores que en España pertenecen a la generación más preparada de la historia de nuestro país. Nacidos en los 70-80, la mayoría universitarios, familiarizados con los idiomas, pero que los bajos sueldos, la sobreabundancia de grados y los cambios sociales les han impedido llegar a donde pensaban llegar. Comparten piso. No tienen coche, ni casa, ni hijos y ya se han dado cuenta de que el futuro no estaba donde creían. Es el equivalente español de los llamados JASP (Jóvenes aunque sobradamente pre-parados). Universitarios que chapotean en un mercado sobresaturado de universitarios. Con poco más de mil euros deben sostener una vida de adultos, por lo cual no pueden permitirse hijos ni relaciones estables, comparten piso con otros mileuristas y, aunque están mejor formados que sus jefes y saben idiomas y manejan instrumentos informáticos que éstos no conocen, son sistemáticamente ninguneados y despreciados por estos y no acceden a puestos de superior retribución. No se comunican por los habituales medios de comunicación de masas, sino por internet o móvil, medios que sus jefes no valoran e ignoran, son individualistas y carecen de conciencia de clase social. Son víctimas de hipotecas abusivas y emplean casi todo su dinero en el ocio y en la tecnología. Son un potencial de desarrollo para el país, pero desacreditado y ultrajado, que algún día acometerán su venganza. ¡Hasta que la historia de El Conde de Montecristo se repita!

¡Ups!... Perdonen. Se me apareció de repente... ¿qué veo aquí delante, frente a mi ciclónico monitor? ¿Estos numeritos son personas? ¿personas sin trabajo?¿parados? Buff... veo que se trata de un 18,5 % de la población activa... 3.709.447 personas, más todos los que andan camuflados haciendo cursos del INEM, que serán otro medio millón más. ¡Anda! Y veo que España ocupa ya el primer puesto de parados de la UE. Sí. La Unión de los Países Desarrollados. ¿Desarrollados?... ¿aunque llevemos años inmersos en una involución social? ¿destruyendo empleo? No lo entiendo. La Constitución Española de 1978 dice en su Artículo 35 que...

Todos los españoles tienen el deber de trabajar y el derecho al trabajo, a la libre elección de profesión u oficio, a la promoción a través del trabajo y a una remuneración suficiente para satisfacer sus necesidades y las de su familia, sin que en ningún caso pueda hacerse discriminación por razón de sexo.”

Señoras y señores... Ha llegado la hora de las justas reclamaciones. Sí. De exigir. Puesto que un derecho es un mandato. Adelante. ¡Reclamen! ¡Ordenen! Es su deber y obligación. No teman. La razón les acompaña hacia un tránsito incuestionable. Recuerden, Lo peor de todo, como dice Ray Loriga, no son las horas perdidas, ni el tiempo por detrás y por delante, lo peor son esos crucifijos tan feos que tenemos delante.

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