Da gusto acercarse al escaparate de la librería y descubrir que por fin ha sido traducida la obra de un genio. Aunque hayan tenido que pasar diez años desde su primera aparición. Puede que esto cambie algún día. Puede que no. Ya me da igual. Lo real es que está aquí. La he leído y soy feliz. Es uno de esos autores que hacen que la palabra alcance un valor sublime, paradigmático.
DeLillo escribió esta novela de atmósfera beckettiana en 2001, cuatro años después de publicar su gran obra maestra, Submundo. Decidió alejarse por completo del que hasta entonces había sido su estilo de ficción. Buscaba un viaje interior. Sumergirse en las misteriosas cavidades del inconsciente. Y por supuesto, lo consiguió.
Body Art es un poema lóbrego de trayecto elíptico que explora los problemas de conciencia de Lauren Hartke, una mujer cuya obra trasciende los límites del cuerpo y del tiempo, en subversivas performances, tratando de llegar a una conclusión sobre el suicidio de su marido, Rey Robles, cineasta de westerns y poeta cinematográfico de lugares solitarios, de paisajes de aislamiento.
DeLillo abandona la iconografía del pop e inicia su novela atendiendo a las cosas más prosaicas de esta distanciada pareja, y para ello describe su interacción durante el desayuno. Lo que nos permite observar el relieve de ambos personajes y explorar más tarde las consecuencias del desenlace.
Y poco a poco DeLillo irá recorriendo las murmuraciones subconscientes de Lauren, la vida emocional de su conflicto. Investigará una vez más en la identidad y en el destino. Paso a paso. Lentamente. Cada frase amplificará el tránsito. La lectura les permitirá penetrar en los subterfugios del alma y les suscitará una nueva catarsis puesto que como decía Beckett, el individuo es una sucesión de individuos y si Laura, esta misteriosa artista del cuerpo siente la necesidad de desembarazarse del suyo propio, inventar una naturaleza muerta viva en sus performances, nosotros, hombres desnudos, desprovistos de un lenguaje y una cultura reconocibles, arrojaremos el concepto de verdad al suelo y nos dejaremos salpicar por otros textos que nos depuren y nos permitan redibujar en el recuerdo ese efímero estado fogoso de alteridad en el que lo oculto se respeta mucho más. El tiempo ha retrocedido. Cierro la tapa del libro y... que más da. Siento que puedo sonreír. ¡Disfruten!
DeLillo escribió esta novela de atmósfera beckettiana en 2001, cuatro años después de publicar su gran obra maestra, Submundo. Decidió alejarse por completo del que hasta entonces había sido su estilo de ficción. Buscaba un viaje interior. Sumergirse en las misteriosas cavidades del inconsciente. Y por supuesto, lo consiguió.
Body Art es un poema lóbrego de trayecto elíptico que explora los problemas de conciencia de Lauren Hartke, una mujer cuya obra trasciende los límites del cuerpo y del tiempo, en subversivas performances, tratando de llegar a una conclusión sobre el suicidio de su marido, Rey Robles, cineasta de westerns y poeta cinematográfico de lugares solitarios, de paisajes de aislamiento.
DeLillo abandona la iconografía del pop e inicia su novela atendiendo a las cosas más prosaicas de esta distanciada pareja, y para ello describe su interacción durante el desayuno. Lo que nos permite observar el relieve de ambos personajes y explorar más tarde las consecuencias del desenlace.
“Ella dejó correr el agua del grifo sobre los arándanos que portaba en el hueco de la mano y cerró los ojos para disfrutar del aroma que ascendía.”
“Él, sentado frente al periódico, removía el café. Se trataba de su café, de su taza. Compartían el periódico, pero el periódico, en realidad, le pertenecía tácitamente a ella.”
Y poco a poco DeLillo irá recorriendo las murmuraciones subconscientes de Lauren, la vida emocional de su conflicto. Investigará una vez más en la identidad y en el destino. Paso a paso. Lentamente. Cada frase amplificará el tránsito. La lectura les permitirá penetrar en los subterfugios del alma y les suscitará una nueva catarsis puesto que como decía Beckett, el individuo es una sucesión de individuos y si Laura, esta misteriosa artista del cuerpo siente la necesidad de desembarazarse del suyo propio, inventar una naturaleza muerta viva en sus performances, nosotros, hombres desnudos, desprovistos de un lenguaje y una cultura reconocibles, arrojaremos el concepto de verdad al suelo y nos dejaremos salpicar por otros textos que nos depuren y nos permitan redibujar en el recuerdo ese efímero estado fogoso de alteridad en el que lo oculto se respeta mucho más. El tiempo ha retrocedido. Cierro la tapa del libro y... que más da. Siento que puedo sonreír. ¡Disfruten!
1 comentario :
BON ANY NOU 2011!!
Libros y lecturas!!
Imma C.
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