HURACANES EN PAPEL™ - Reseñas literarias

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jueves, 16 de diciembre de 2010

Dog Soldiers, de Robert Stone

Robert Stone decidió ser escritor al releer El gran Gatsby, la última gran novela americana, e icono literario de lo inalcanzable. Con veintiún años sintió el deseo de vender su visión, su humo alucinógeno literario y encapsularlo en una novela, al igual que Franzis Scott Fitzgerald. El primer intento le llevó seis años de trabajo, o como él contó, le llevó toda su juventud, pero de ahí surgió en 1967, a sus treinta años, El salón de los espejos, con un estilo propio de los escritores beat, basándose en parte en hechos reales, describió el escenario político dominado por el racismo de extrema derecha de los años sesenta en Nueva Orleans, con el asesinato de Kennedy de fondo, la defensa de los derechos civiles, las protestas hippies y la guerra del Vietnam. La novela fue adaptada en 1970 para la película WUSA con Paul Newman y Anthony Perkins y alcanzó un éxito rotundo. América y los americanos se veían reflejados trágicamente. Robert Stone se volcaba profesionalmente en la escritura. Había nacido otro prosista ciclópeo. Un narrador de ácido existencialismo.

Un año después, Robert Stone fue enviado a Vietnam como corresponsal de un diario británico durante seis semanas y allí fue testigo del mercado de heroína en Saigón, un negocio dirigido por militares, diplomáticos y periodistas corruptos en el sórdido mundo subterráneo de las drogas, el alcoholismo, la perversión sexual, la violencia y la política de soborno. Robert Stone, alterando su percepción con psicodélicos en esa época de la caída de la contracultura de EEUU, la desconfianza justificada de las figuras de autoridad, y el fin del optimismo de la década de 1960, nos muestra en su segunda novela publicada en 1974, lo duro que es ser decente, como el sueño se agrió y se derrumbó en una bazofia de vidas rotas, para así evidenciar que nuestro peor enemigo habita, curiosamente, dentro de nosotros.

La historia de Dog Soldiers gira en torno a cinco personajes perfectamente construidos que quedarán envueltos en el tráfico de heroína. Converse es un escritor de obras de teatro que trabaja en una de las revistas de su suegro, escribiendo artículos picantes, sobre jueces sadomaso o motoristas lesbianas. Necesita darse un respiro y decide largarse a Saigón durante un tiempo, para vivir otras experiencias y tal vez para sacar de allí otro libro. Así que a la mañana siguiente del segundo cumpleaños de su hija despega de Okland con dirección a Saigón para ocupar puestos de los corresponsales independientes que se iban marchando del país. Allí se lía con Charmain, una mujer fría, calculadora, y pieza clave de una red de narcotráfico que sutilmente le propone un plan, presentado con tal habilidad y fascinación que es incapaz de negarse.

“Ella tenía contactos en EEUU, unos cuantos miles para invertir y acceso al coronel Tho, cuya refinería de heroína era el cuarto edificio más grande de Saigón.”

Converse tiene la posibilidad de comprar por diez mil dólares, tres cuartas partes de tres kilos del material del coronel con un dinero cobrado hace tiempo por la adaptación de su obra de teatro. Su parte de la venta en EEUU ascendería a cuarenta mil. No habría riesgo de malentendidos porque todos son amigos. Marge, la mujer de Converse, también acepta participar. Así que la operación se pone en marcha. Hicks Ray, un marinero paranoico de la Marina Mercante enamorado de la filosofía de Friedrich Nietzsche será el encargado de pasar la droga en barco hasta EEUU; Marge, la esposa de Converse, les esperará para recogerlo y participar en este aciago acuerdo de tráfico que les arruinará inexorablemente sus vidas. Antheil, será quien les persiga, un tipo misterioso, que podría estar interesado en detenerlos y conseguir los estupefacientes fuera de la calle, o matarlos y mantener el botín para sí mismo, aunque nadie podrá decirlo con total seguridad.

“La cerveza 33 la hacían con formaldehído. Se rumoreaba que los cigarrillos Park Lane, canutos liados y empaquetados en fábrica con el filtro brillante eran liados por leprosos.”

Saigón emerge como un laboratorio de decadencia. Con un calor pegajoso. Torrentes de Hondas inundando la macrópolis de la corrupción. Detalles muy bien elegidos que nos trasladan a uno de los países más exóticos del planeta y de mayor singularidad, y que en mi caso me han permitido recordar las tres semanas que estuve en este país, conduciendo las famosas Honda Wave por sus más importantes ciudades, como Hanoi, Hue, Hoian, Nha Trang, Da Lat, Da Nang o Ho Chi Mhin. O navegando por la inmensidad del Delta del Mekong, por los misterios del Rio del Perfume con sus decenas de pagodas guardando las flores de loto o por la silenciosa Bahía de Halong que atesora uno de los escenarios geográficos más espectaculares de la Tierra. Puedo decir que yo también sentí en Saigón esa tensión de ciudad caótica y degenerada. Fue allí donde presencié un tiroteo y en donde me vinieron a ofrecer droga dentro de un paquete de tabaco, en una calle plagada de bares frecuentados por niñas con minifaldas a la espera de hombres que se las llevaran de dos en dos, por un puñado de dólares.

Y en cuanto al estilo de la novela decir que incita a descubrir el desenlace con una atención ceremoniosa en la vida interior de estos personajes que deben aprender a adaptarse a un futuro muy diferente que les acechará en sus más asentados recuerdos. La novela evoca la memoria de la guerra y sus secuelas con una potente habilidad de atribución como en el episodio de la masacre de elefantes.

“Si en el mundo va a seguir habiendo elefantes perseguidos por hombres que vuelan, la gente naturalmente va a querer colocarse.”

Dog Soldiers ganó en 1975 el National Award, convirtiendo a Robert Stone como el mejor escritor de la era post-Vietnam. Tres años después la novela fue adaptada para la película ¿Quién detendrá la lluvia? , protagonizada por Nick Nolte. Y hace no mucho la revista Time la incluyó como una de las 100 mejores novelas del idioma inglés desde 1923 hasta 2005. Asi que si deciden leerla comprobarán que aquí hay un valor seguro. Para mi, su final, es lo realmente nutritivo y la parte en la que más se disfruta de ese particular realismo alucinógeno que define la literatura de Robert Stone. La parte central puede resultarles un tanto vacua e insustancial, con una atmósfera que les recordará seguramente a las películas de Tarantino y a los parajes de Cormac McCarthy. Yo no he podido sacar ningún tipo de correspondencia con la literatura de Hemingway, como he podido leer en los Blogs de otros críticos. No llega a tanta calidad literaria. Sin embargo la novela supone una experiencia muy interesante, sobretodo por disfrutar de muchos de sus genuinos párrafos psicodélicos. Aún así, sigo creyendo que Árbol de humo de Denis Jhonson es la verdadera obra definitiva sobre la guerra de Vietnam, y la que ha sido capaz de mostrar con el suficiente realismo y vigor los corolarios de esa trágica contienda. Al igual que Dog Soldiers ganó el National Award en 2007, con un nivel de descripciones superior. Es una de esas novelas que permanece brillante en mi recuerdo, por su potencia literaria y por su aparición, puesto que este hecho sucedió justo un mes después de mi regreso de Vietnam, justo después le otorgaron el más prestigioso premio de la literatura norteamericana. Un suceso que baila afín a la sincronicidad. Aunque este tema prefiero postergarlo para la reseña de otra próxima novela que trate sobre lo nuestro y lo casual. ¡Disfruten, Dog Soldiers! La literatura les protegerá.

“Este país nos hace descrubir a todos quienes somos realmente.”


2 comentarios :

Crom dijo...

Interesante el libro. Y también "Árbol de humo". Al menos uno me lo impondré como propósito para el año que viene, pese a que tengo mucho libro pendiente. Pero si me permites una recomendación, te aconsejo que leas una gran novela americana posterior a "El gran Gatsby" que se llama "El hombre invisible" de Ralph Ellison. Tendrás que sacarla de alguna biblioteca (yo tuve que hacerlo) porque hace muchos años que no se edita.
Sin más y por si no volvemos a "vernos" hasta el año que viene, ¡Felices fiestas!

http://lescumadeldia.blogspot.com/ dijo...

una gozada de novela. recomendable cien por cien. No sabía que a Stone el Gran Gatsby le influyó tanto, le entiendo, la leí de adolescente y fue una gran influencia para mí y mi pasión por la letra escrita. Lo dicho, pónganse con R. Stone.